El presidente Martín Vizcarra y el primer ministro Salvador del Solar, durante la ceremonia de juramentación del nuevo Gabinete, el pasado lunes 11 de marzo. (Foto: Sepres).
El presidente Martín Vizcarra y el primer ministro Salvador del Solar, durante la ceremonia de juramentación del nuevo Gabinete, el pasado lunes 11 de marzo. (Foto: Sepres).
Fernando Cáceres Freyre

es un primer ministro con capital político propio. De ahí que su permanencia en el Ejecutivo solo pueda entenderse bajo dos condiciones. 1) La posibilidad de dejar un legado político propio (léase, distinto al de ), y 2) la lejanía del 2021, que permitirá a Del Solar distanciarse a tiempo del actual gobierno. Cuando alguna de estas condiciones se desvanezca, su alejamiento será más que probable.

¿Pero qué busca lograr Vizcarra en su segundo y penúltimo año de gobierno? “Ese puede ser el sello de este segundo año: vamos a recuperar el principio de autoridad”, ha afirmado el presidente en una reciente entrevista, tras puntualizar que quería que su gobierno fuera recordado por tres reformas: la lucha contra la , haber atendido demandas con una visión descentralizada, y haber mejorado el nivel de vida de la población.

¿Negoció Del Solar con Vizcarra una agenda de reformas antes de aceptar el cargo? Si Vizcarra busca que su primer ministro se quede hasta el 2020, tendría mucho sentido que haya un grupo de reformas que Del Solar pueda hacer suyas (de cara al futuro). Estas reformas no podrían ser ni la lucha contra la corrupción ni la reforma política, que lo preceden y son parte del ‘legado’ de Vizcarra.

¿Una reforma laboral y tributaria, entonces, que lo lleve a actuar sin cálculo político y guiado por la evidencia de que la reposición laboral precariza el empleo y que la falta de predictibilidad tributaria afecta las inversiones? No, no… aunque Del Solar sea alguien orientado hacia la acción, sigue siendo de izquierdas, y pertenece a un gobierno que no quiere arriesgarse a perder la relativa estabilidad política conseguida.

La clave más bien estaría en la meta de recuperar el principio de autoridad. Lo dijo también Del Solar en una de las primeras entrevistas, “este gobierno está volviendo a instaurar el orden y la confianza”. La intervención en La Pampa, el apoyo al cierre de Gamarra, el apoyo al PNP Elvis Miranda en su arbitraria prisión preventiva, y la reciente detención de los hermanos Chávez Sotelo (asumo coordinada con la DINI), como paso previo a retomar el diálogo, parecieran abonar en esa hipótesis.

Precedido por un posicionamiento de izquierdas, Del Solar debe forjar ahora una identidad que lo aleje de la izquierda tradicional. Esa que en situaciones límite, como un bloqueo de carreteras que lleva más de 50 días (Las Bambas) o una huelga de profesores de 57 días (2017), solo es capaz de ponerse del lado de la comunidad y de los profesores, en vez de pensar en todos, como país.

Restaurar el principio de autoridad, respetando las libertades y los derechos humanos, y haciendo respetar las leyes en las que vivimos, podría convertirse en su legado. Nadie hasta ahora ha logrado avances en esa dirección.