"¿Cómo pedirles ahora a los hijos de esa clase media que se queden en el Perú pospandemia para construir un futuro conjuntamente?"  Shutterstock
"¿Cómo pedirles ahora a los hijos de esa clase media que se queden en el Perú pospandemia para construir un futuro conjuntamente?" Shutterstock
Fernando Cáceres Freyre

La no solo ha desnudado nuestras grandes debilidades como sociedad: déficit de servicios públicos, corrupción, informalidad, etc. También amenaza con frustrar dos grandes sueños republicanos.

El sueño del pobre que busca condiciones de vida para hacer progresar a su familia, graficado en aquellas familias que han tenido que abandonar Lima caminando para regresar a sus regiones, y a las que como país hemos ofrecido un bono mensual que en varios casos no llega. Y el sueño de la clase media a la que ese subsidio nunca le va a tocar, aquella con pocos ahorros de escudo y a la que hemos pedido no producir por casi 60 días. Esa clase media que hoy enfrenta el riesgo de caer (a veces) nuevamente en la pobreza.

Lo que hoy hagamos o dejemos de hacer con ambos grupos repercutirá severamente en la confianza que nos tengamos mañana como peruanos.

Una clase media que ha hecho empresa para satisfacer necesidades insatisfechas, dando empleo a millones de personas, y que en algunos casos también ha pagado impuestos. Una que ve hoy que esa sociedad a la que ha aportado recursos se los ha festinado en corrupción o no ha sido capaz de ejecutarlos en favor del bien común (e.g., el Minsa solo ejecutó el 41% de su presupuesto en infraestructura en el 2019).

Hablamos de una clase media que solo se puede proteger de la pandemia temporalmente detrás de un “edificio inexpugnable” (Vergara), porque si no paga el crédito que ha tomado para vivir allí, en unos meses se lo quitarán.

Las élites limeñas quizá deban estar agradecidas con que los peruanos más pobres abandonaron Lima en vez de saquearla, a pesar del poco liderazgo que han tenido y del descrédito bien ganado; pero no es esa una gratitud que podamos pedirle a la clase media. Aquella que ha aportado a la construcción de esta sociedad sin que el Estado haya sido capaz de devolver servicios públicos de calidad, cuando no han sido destinados a corrupción, y que ha tenido que contratar servicios privados incluso cuando según el contrato social esos servicios debían haber sido provistos por el Estado.

¿Cómo pedirles ahora a los hijos de esa clase media que se queden en el Perú pospandemia para construir un futuro conjuntamente? La república que hay que construir debe ser capaz de permitir dos grandes sueños, si es que queremos aspirar a que los más jóvenes decidan quedarse en el país: el sueño del más pobre que aspira a que sus hijos vean satisfechas sus necesidades básicas y tengan oportunidades para una movilidad social ascendente, y el sueño de los hijos de la clase media a quienes hay que ofrecer un nuevo pacto social. Uno en el que la relación con el Estado no sea solo la de dar, sino dar y recibir.

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