Empresas en dos ruedas, por Rolando Arellano
Empresas en dos ruedas, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

Recientemente observo que algunos grupos de gerentes y empresarios están haciendo más deporte en bicicleta de montaña. Quizás ello se debe a que así se refrescan frente al calor político creciente y también a que hacerlo se parece mucho a dirigir una empresa. Veamos.

En efecto, cuando se maneja bicicleta en rutas de tierra se aprende que la concentración es fundamental. Se puede por cierto conversar un poco, pero si hay algún obstáculo, subida o pasaje estrecho, todos callan y se enfocan en el objetivo. Como cuando el gerente ve que se acerca el fin de mes y debe conseguir el dinero para la planilla, olvidándose de lo que digan la política o la macroeconomía.

Además, el que hace bicicleta siempre mira varios metros adelante y no solo lo que está frente a las ruedas. Así él prevé qué cambios hacer antes de llegar al charco, para no atorarse en él. Igual que el gerente, que sabe que ver los reportes de ventas solo al final del mes le ayudará poco a llegar a sus metas.

Por otro lado, a diferencia de un auto, donde un motor más grande ayuda más, el ciclista sabe que el atributo fundamental de una buena bicicleta es la ligereza. Cuanto menos peso, mejor. Como en una empresa eficiente, que trabaja con el gasto exacto de insumos y trabajadores.

Y si entiende que una buena bicicleta ayuda mucho, sabe que eso no funcionará sin un ciclista entrenado y en buena condición física. Como en las empresas, donde las mejores computadoras o las maquinarias más avanzadas no sirven si los gerentes no están capacitados para usarlas.

Adicionalmente, todos saben que es mejor ir en un grupo grande que solo, pues seguir al más rápido y no perder al pelotón hace que se exijan mucho más. Como en los negocios, donde la competencia molesta, pero no tenerla malacostumbra y enmohece.

Además, tanto para manejar bicicleta, como para dirigir una empresa, cuando más despacio se va se necesita pedalear más. Si el camino es de bajada y la demanda es grande, uno puede reposarse un poco. Pero si la velocidad declina, se necesita pedalear más fuerte y dirigir con más energía.

Y a pesar de la gran fatiga, los calambres y los moretones, el siguiente fin de semana todos vuelven a sus aparatos buscando nuevos caminos. Quizás lo hacen por la misma razón que los gerentes, que cada lunes se esfuerzan en hacer que las dos ruedas fundamentales de sus empresas, la producción y la comercialización, la hagan avanzar más lejos, más rápido y sin caerse.

Pensándolo bien, quizás sea bueno para el país que más gente, incluyendo a los políticos, practique este deporte.