“No hay incentivos para que el Gobierno y un sector responsable de la oposición pacten un cronograma de reformas”.
“No hay incentivos para que el Gobierno y un sector responsable de la oposición pacten un cronograma de reformas”.
Pedro Tenorio

La mejor noticia para el ciudadano no es necesariamente la mejor noticia para el país: la subida de 13 puntos porcentuales en la aprobación de un presidente que venía en picada (pasando de 45% a 58% en un solo mes, según Datum) lo favorece, qué duda cabe, pero también funciona como un incentivo perverso ante el y otras fuerzas políticas, pues confirma su creencia en que lo único que interesa al mandatario es su popularidad en las encuestas y no el afán de gestionar exitosamente el país. Atacando al Vizcarra solo podía cosechar aplausos. Ahora Fuerza Popular responderá con una estrategia que intentará consolidar sus energías dispersas y frenar la arremetida del presidente y su jefe de Gabinete, Salvador del Solar, quien también salió fortalecido de la pugna a favor de la reforma política. Así las cosas, veamos cómo se presenta este escenario.

El Gobierno maneja a su favor la pugna con el Parlamento y el miedo de la mayoría de peruanos a la . Azuzando ambos “demonios” es como Vizcarra intentará llegar a fin de año, mientras aguarda que algún sector del Ejecutivo exhiba resultados y avances significativos de los que hoy, obviamente, carece. Sus indicadores en ejecución del gasto ministerial son una vergüenza y la toma de decisiones, muy lenta (¿Algún día nombrarán al directorio de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao? ¿Qué dice el MTC, por citar un tema que –se decía– era “urgente” para el Gobierno?).

Al mismo tiempo, ese 78% que, según Datum, hubiera aprobado una disolución del Congreso servirá para avivar la llama del enfrentamiento entre poderes.

El fujimorismo, por su parte, divaga por falta de liderazgo, aunque todo indica que recuperará la presidencia del Congreso (aun designando un candidato de otra tienda política como estrategia, incluso si es César Villanueva). Su prioridad es tener control de la agenda legislativa para los próximos 12 meses y podrían lograrlo. Obligados a discutir una reforma política en la que no creen, harán todo lo posible por descartar la propuesta del Ejecutivo respecto a elecciones primarias abiertas y obligatorias, así como listas congresales con paridad y alternancia de género para el 2021. No creen en ellas, no las quieren y las combatirán en los días que siguen.

Sin embargo, hay un problema mayor: no hay incentivos para que el Gobierno y un sector responsable de la oposición pacten un cronograma de reformas (la laboral es de las más urgentes, pero no la única). Un rápido sondeo entre congresistas confirma que cada quien seguirá llevando agua para su molino.