(Foto: Presidencia)
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Pedro Tenorio

Una vez alcanzado el objetivo de la clasificación mundialista, no faltarán expertos en ‘management’ que analizarán la estrategia innovadora de Ricardo Gareca al frente de la selección peruana de fútbol y cómo podría aplicarse al mundo de los negocios. Así, dirán cuánta audacia y carácter supo imprimirle a una campaña que, cinco partidos atrás, parecía totalmente perdida, y cuánto del azar fue aprovechado por el DT para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, lo visto hasta aquí nos permite rescatar algunas lecciones que bien podrían aprovechar nuestras principales figuras políticas:

El presidente Pedro Pablo Kuczynski podría aprender de Gareca algo tan elemental como no hablar de más. El ‘Tigre’ es demasiado parco para los estándares de un político, cierto, pero tiene una cualidad que le caería de perillas a PPK: declara a los medios cuando tiene realmente algo que decir. Y menos se referiría torpemente a una comisión investigadora del Congreso llamándola “circo”. Además, la clave del éxito de Gareca está en que supo armar un equipo, algo que falló clamorosamente con el Gabinete Zavala y esperamos que sí ocurra con Mercedes Aráoz y compañía.

Keiko Fujimori podría asimilar la importancia de descartar a todos los que ya tuvieron su oportunidad y no hicieron la diferencia. Ella sabrá evaluar a quienes fueron sus consejeros de campaña en el 2011 y 2016, y la llevaron a la derrota. ¿Apostará por los mismos “fantásticos” de siempre o aprovechará estos meses para afinar su equipo, definir una estrategia y pelear mejor la próxima elección? ¿No hay acaso demasiados jugadores temperamentales orbitando a su alrededor?

Julio Guzmán, Verónika Mendoza y César Acuña deberían entender que necesitan mayor roce con los problemas reales de los peruanos y que no basta con criticar a sus oponentes a través del Twitter cada dos o tres meses. Deberían correr la cancha más allá de un viaje de fin de semana a provincias para saber qué está buscando la gente y qué funciona y qué no en la querencia de los electores. Como Gareca, que fue probando nombres y ubicaciones hasta encontrar una oncena capaz de alcanzar el objetivo.

Mercedes Aráoz también podría entender que el apoyo de la gente es importante, pero que este no se consigue intentando agradar a todos. Hay que jugar con las armas que se tiene sin someterse a la mayoría, porque rápidamente perdería el respeto de esta. Ser una líder clara, sincera y transparente logrará que cualquier boicot opositor quede en evidencia y, por tanto, fuera de juego.

Hoy los políticos se pondrán la Blanquirroja para la foto, y está bien. Pero deberían saber que hay lecciones de Ricardo Gareca que les convendría asimilar cuanto antes.