(Foto: Congreso)
(Foto: Congreso)
Pedro Tenorio

Con la pérdida del control sobre la mayoría de comisiones del Congreso por parte de (FP) se abre un nuevo período que, si no es manejado de manera inteligente por el titular del Parlamento, , podría desencadenar en un escenario de parálisis legislativa con un gran perjudicado: el país. Nadie niega que la pérdida de influencia del pueda ser hasta positiva (pese al liderazgo abrumador del que gozó por más de dos años, su balance es poco meritorio). Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos ahora es qué tendremos a cambio. ¿Se sabe cómo será, pero sobre todo cómo funcionará el Legislativo en los próximos dos años y medio?

Se habla de concertación y de un manejo democrático, respetuoso de las minorías gracias a la aparición de nuevas bancadas. Pero tampoco faltan voces con conocimiento de causa que alertan de un peligroso escenario para los próximos meses.

Salaverry está empeñado en demostrar que dejar FP es la mejor opción si se quiere hacer carrera política desde el . Y el fujimorismo aspira a demostrar lo contrario, que la dispersión es perjudicial y, de los males, el peor. De ahí su afán de responsabilizar por la no aprobación inicial del proyecto de la Junta Nacional de Justicia al transfuguismo. Lo más probable es que la norma sea sancionada en las próximas horas, pero indica el derrotero que naranjas y eventuales aliados (como el Apra e “independientes” que orbitan en coordinación con FP) seguirán en las próximas semanas. Al no hacerle el juego a Salaverry, ¿qué ocurrirá?

No es fácil adelantar un pronóstico, pero aquí el presidente del Congreso se juega mucho más que su reelección en el cargo, movida que lo legitimaría como “bisagra” entre el keikismo arrogante, la aplanadora que pasaba por encima de adversarios y críticos, y el polo conciliador en el que hoy intenta –con aplausos del Gobierno– posicionarse. Obviamente a Carlos Tubino, Luz Salgado y compañía les interesa un pepino favorecer a su actual adversario. Por ello, de seguir las cosas así solo un camino se vislumbra: el entrampamiento del trabajo congresal con las serias consecuencias que ello traería.

“Hemos perdido la mayoría, sí, pero no la capacidad de evitar que Salaverry haga lo que le da la gana”, me advierte una fuente fujimorista con sangre en el ojo. Salaverry va a tener que empezar a hilar fino si quiere sacar adelante las leyes que marcarán su gestión. Quizás bajar el tono de la confrontación sea un primer paso, poco popular, pero clave. De ahí en adelante, atender a sus ex colegas de bancada y descubrir cómo convivir durante los próximos meses. Guerra avisada...