JNE: no robes la primera vuelta, por Fernando Vivas
JNE: no robes la primera vuelta, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

Las elecciones de abril se anticiparon a febrero. Julio Guzmán, morado de angustia, rezó por un milagro de octubre. Se lo han postergado una vez más, con fallo sobre lo accesorio que deja pendiente la validez de su candidatura. 

PPK relanzó su campaña como si no llevara ya varios meses partiéndose el lomo en una hazaña digna de Don Potencio. Fuerza Popular ha sido presa de los nervios. Tanto ‘training’ para hablar poquito sin pisar palito se echó a perder en Arequipa cuando su estado mayor fue provocado. Joaquín Ramírez, Ana Hertz de Vega y Pier Figari replicaron a una arremetida que les hubiera ido mejor ignorar. Por cierto, no perdamos de vista que –según la última encuesta de Datum– Keiko Fujimori habría perdido su condición de puntera en el rebelde sur. 

Alan García se ha empecinado en ganar voto juvenil, prodigándose en ‘teteo reggaetonero’ y subiéndose al bólido de Mario Hart. Pero la juventud no quiere que ‘la tramiten’. La juventud busca un candidato con el que las cosas ‘fluyan’. Y pese al esfuerzo del tándem Alan-Lourdes, la Alianza Popular no despega en casi ningún segmento.

El problema y la posibilidad de esta campaña son Acuña y Guzmán. El primero se corrompió, el segundo se viralizó. Perversión e improvisación que no le hacen bien al ‘establishment’. Pero dejemos a la ciudadanía que decida cuánto y cómo y con quién quiere al ‘establisment’. 

Que el JNE no nos robe esta primera vuelta suplantando con tecnicismos la voluntad popular. Estoy de acuerdo con los votos en minoría de su presidente Francisco Távara y del magistrado Carlos Cornejo, pues hablan del derecho fundamental a la participación política, sobreentendiéndose que esta no se puede cancelar por fallas administrativas. Cuando, muy pronto, el JNE se tenga que pronunciar sobre la candidatura misma, espero que los criterios de Távara y Cornejo ganen a sus colegas.

Tampoco creo que se deba excluir a Acuña por repartir dinero con fines electorales. La nueva ley que castiga ello hasta con la exclusión sí debe aplicarse, pero no en su extremo excluyente. Que se le amoneste, que se le multe, que se le advierta que a la próxima sí serán drásticos con su clientelismo electoral. Pero que no se le excluya por incurrir en esa fea costumbre sobre la que todavía algunos de sus rivales no tienen conciencia crítica. Por ejemplo, ayer mismo, Keiko se refirió al caso de Acuña, diciendo que le parecía mal regalar plata a un discapacitado, pero que sí estaría bien regalarle una silla de ruedas. ¡Plata o dádiva es lo mismo en la lógica de esa ley, candidata!

Si el espíritu de los organismos electorales es que aseguren unas elecciones limpias en que todos compitan en condiciones de equidad, entonces deben salvar la candidatura de Guzmán con sanciones que lo obliguen a tener las cosas en orden. Que le cueste algo su improvisación y su ocurrencia de refundar un partido en vísperas de la campaña.

Sucede que hay un nuevo espíritu en algunos magistrados y funcionarios electorales: hacer drástica limpieza electoral. Suena bonito castigar con la pena máxima faltas a la moral como las cometidas por Acuña al plagiar o faltas a las nuevas reglas de juego, como la ley que prohíbe regalar dinero o dádivas. Pero otra vez está el riesgo de que cinco jueces suplanten la voluntad popular a la que están comprometidos a respetar. Que amonesten a Acuña, que lo multen y le adviertan que si reincide, sí cabe que le impongan la pena máxima.