Keiko Fujimori
Keiko Fujimori
Pedro Tenorio

Si solo fuera un partido político que pierde militantes, la crisis en sería un problema exclusivo de y su gente. Pero FP (o lo que queda de ella) todavía coordina medio centenar de votos de 130 en el , lo que lleva a preguntarnos qué pasará si la situación se agudiza y en pocas semanas la bancada naranja termina convertida en un archipiélago de intereses particulares con agendas dispersas, lejos de los temas de Estado. La alternativa es peligrosa, aun cuando entusiasme a los adversarios del fujimorismo. Desde mi punto de vista, una reorganización efectiva de FP se hará cada vez más difícil. Veamos por qué:

Primero, porque hoy carece de un liderazgo unificador. Keiko Fujimori es en este momento, para todo efecto práctico, una presencia borrosa, una “cabeza” que ha perdido contacto con el día a día de la bancada y sus protagonistas, y es incapaz de dirigir al partido desde su prisión preventiva. Alguien cercano a FP me decía: “Keiko no sabe y con las justas opina”. Como es lógico, está concentrada en sus estrategias judiciales y poco dispuesta a escuchar quejas y lamentaciones de quienes amenazan con saltar del barco.

Segundo, porque tampoco existe un liderazgo alternativo, una segunda línea cerebral que se oponga de manera estratégica y anticipe los movimientos del Ejecutivo. FP no propone, solo reacciona. Carlos Tubino, Luz Salgado y Rosa Bartra no han logrado mantener unida a la bancada en medio de la tempestad. Los “provincianos” recelan más que nunca de los “favoritos” limeños y no hay quien intermedie entre los distintos bandos. En esa línea, la moción de censura promovida contra Daniel Salaverry fue vista más como el capricho de un grupo que no sabe cómo lidiar con la prensa y genera mucho rechazo, como evidencian las encuestas.

Tercero, porque sienten que mes a mes el objetivo de llegar al poder con Keiko en 2021 se aleja. Súmese a ello que no habrá posibilidades para una reelección congresal, por lo que se va acabando el tiempo para una gestión que sirva de plataforma política a futuro. Con pocas opciones para lo que resta del período, la desazón aumenta entre quienes se sentían dueños del Congreso y de una enorme porción de poder hasta hace poco tiempo.

En este escenario, la única con cierta capacidad de llamar al orden, detener el naufragio y reorganizar la bancada es la propia Keiko. Sin embargo, dudo que en este momento cuente con la serenidad política y emocional que se requiere. 56 votos (o 50, o 45) son importantes para el país. Aquí hay mucho en juego.