(Foto: Fernando Sangama / GEC)
(Foto: Fernando Sangama / GEC)
/ FERNANDO SANGAMA
Fernando Vivas

Lo vengo diciendo hace semanas: aquí no funciona reprimir a la gente para que se quede en casa, sino orientarlos para no infectarse cuando salgan. Cuando ves la pelotera en la estación de Naranjal o en La Parada, ¿qué haces? ¿Cuarentena hasta julio con orden de disparar, gases lacrimógenos para dispersar, multas que nadie pagará?

No, señores: orientación con tips precisos y persuasivos. ‘Bullets’ de información, no de metal; marrocas instructivas, no las que colocan al pobre policía a distancia de contagio del transgresor. Hablo de una campaña en el medio más masivo y contundente, la televisión abierta. No tendría que ser impuesta por el Estado: debiera surgir de una voluntad concertada de ponerla en escena con los talentos que tenemos paralizados y el ráting que está por las nubes (vaya ironía, la TV abierta ha recuperado su audiencia mientras pierde avisaje por la severa contracción de la economía).

Pero ahí está la capacidad instalada ociosa para que artistas y comunicadores cuenten, expliquen, ilustren, dramaticen, los protocolos de bioseguridad con los que tenemos que andar y sobrevivir. Hacer carne y corazón lo que ahora está en el papel.

Quiero ver, en esta campaña de impacto y alto ráting que podemos llamar Para Abrazarte Mañana (no, suena muy vizcarrista), Resistiré (no, esa es española), Contigo Perú (no está mal, recuerda a Rusia donde hubo la comunión nacional que falta ahora), Juntos la Hacemos, ustedes pónganle nombre; este tipo de contenidos: Erick Elera o Daniela Darcourt o Ricardo Morán (ustedes escojan) yendo a comprar a un mercado, enseñando todos los cuidados al respecto y explicando las normas aplicables.

Quiero ver, por ejemplo, a un famoso empático simular que es un trabajador de riesgo llegando a casa. Verlo cumpliendo un protocolo, de esos que no pueden publicarse en “El Peruano”, sino uno discutido en el seno de la familia, para no contagiar a sus padres y a la abuela. Y hacer un sketch por cada caso, siguiendo la rutina de una enfermera, un cajero, un taxista, un vendedor de abarrotes.

O sea, en lugar de volver a airear a esos desfasados prepandémicos sobrevendidos protagonistas de “Esto es guerra”, hagan el ‘reality’ concertado de la nueva normalidad, súmenle tips puestos en escena con los rostros más empáticos, hagan patria y no más de lo mismo.

No hablo de franja, porque ello restringiría la posibilidad de difundir, rotar entre canales, alternar por días, repetir los contenidos para que uno los vea cuando pueda. Que se note que todo es parte de una campaña concertada entre los medios y las políticas públicas. Pónganse las pilas.