Mal momento para decidir, por Rolando Arellano
Mal momento para decidir, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

Como muchos peruanos, en los últimos días se han incrementado mis dudas sobre si se debe ayudar a los damnificados por los o usar ese dinero para los . Sin embargo, más allá de los argumentos que se escuchan en pro o en contra, creo que tomar una decisión al respecto en medio de la tragedia que estamos viviendo es la peor forma de hacerlo.

¿Qué cree el lector que contestaría una persona con fiebre muy alta si le pidiéramos que decida si prefiere que el gobierno invierta más en medicinas o que lo haga en educación? Casi sin ninguna duda su respuesta será la preferencia por más medicamentos. ¿Y qué pasaría si alguien planteara hoy recortar 30% del sueldo a los intelectuales, profesores universitarios y autoridades, para con ese ahorro reconstruir más rápidamente escuelas y puentes? Si el pueblo sacara cuentas del interesante monto que ello significaría, podríamos apostar a que la respuesta mayoritaria sería positiva.

Aunque parezca nueva, esta discusión existe desde los inicios de las civilizaciones y con argumentos similares. No se puede negar, por ejemplo, que tienen mucha razón quienes señalan que es más importante eliminar la pobreza (causada por los actuales) que fomentar el deporte (con los ). Y ciertamente existen razones válidas para plantear que se debe privilegiar lo indispensable (en este caso puentes y escuelas) a lo aparentemente superfluo (la organización de los juegos). Y no dudo de que tiene sentido el pensar que entre las matemáticas y el deporte debe preferirse a las primeras.

El problema es que con esos mismos criterios se podría pedir que, mientras haya pobres en nuestro país (hoy lo son 1 de cada 5 peruanos), se debe dejar de hacer parques y jardines, prohibir la moda y cerrar las escuelas de arte. Y si entendemos que comer y estudiar son más importantes que hacer deporte, también sabemos que una mente sana funciona mejor en un cuerpo sano, y desde hace dos mil años escuchamos a Jesucristo decir que no solo de pan vive el hombre. A menos que pensemos, como en la revolución cultural de Mao Zedong, que se debe enviar a los poetas (hoy serían psicólogos, economistas y otros intelectuales) a cultivar arroz, para “que hagan algo útil a la sociedad”.

En fin, tantos argumentos en pro y en contra quizás ameriten que la decisión de organizar los Panamericanos se discuta nuevamente. Pero lo que sí resulta claro es que tomar esa decisión en medio de la tragedia que vive el país y sin tener aún datos exactos de su magnitud es, por decirlo amablemente, poco razonable. De hecho, una decisión tomada así, hoy, valdría tan poco como un documento firmado por la persona afiebrada del ejemplo que pusimos más arriba.