Mario versus Alan, ¡qué lata!, por Fernando Vivas
Mario versus Alan, ¡qué lata!, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

No hay peruano perfecto, ni siquiera con Nobel y garantías para que cualquier cosa que apoye no sea un completo fracaso. Justo después de que Nadine, contrita en medio de la última crisis política, daba luz verde al para que la nieguen en público; él opinaba a favor de que ella siguiera metiendo sus narices, como si nada hubiera pasado. He ahí el desatino de su declaración: se desfasó de la negociación del propio gobierno con la oposición y formuló –esto es más serio– una oficialista teoría de la conspiración que necesitaba ser pronunciada por labios ilustres para echarse a volar.

Vargas Llosa dijo que el gobierno padece el ataque desestabilizador de y los medios concentrados. En tamaña teoría, hay dos supuestos más que discutibles: 1) Que, a estas alturas de incertidumbre ante el 2016, un grupo de medios sea una conjura de idiotas que apuestan por un solo candidato. 2) Que García, o cualquier otro candidato, tenga que ser un desestabilizador hoy para ganar mañana.

Lamento que MVLl dé carta de ciudadanía a una visión tan esquemática e ideológica de la política peruana. La principal desestabilización no viene del Apra, ni del fujimorismo –¿acaso este gobierno timorato ha dado razones para que alguien salte de su curul? ¿Acaso Humala es Maduro o siquiera Correa? ¿Acaso el electorado se prenda de los opositores destructivos?–, sino del propio nacionalismo, de sus tensiones entre la transformación que quería hacer y la ruta que no atina a seguir con firmeza. Ni siquiera tenemos indicios de que el ‘aprofujimorismo’, para ponernos en plan de etiquetas, aliente la conflictividad social, como sí la alentaba el humalismo cuando era de izquierda ante el derechista Alan, o como la alientan en Lima los enemigos políticos de .

Quizá, al calor de debates candentes de otros lares, MVLl haya importado una visión confrontacional a un Perú que está en condiciones de hacer cálculos más pragmáticos, de trabajar consensos políticos para afrontar lacras como la inseguridad. O quizá haya traído del pasado peleas que el tiempo ha redefinido y lo seguirá haciendo. Él se lanzó a la política por oposición al Alan estatista de los 80. Desde entonces, las tensiones entre ambos han sido tantas como las coincidencias. Apoyó a García en el 2006, cuando Humala era el tercero en discordia. Hoy, ambos tienen un rollo liberal con muchas similitudes. Por ejemplo, podrían gritar arengas juntos contra Maduro. Pero decir que Mario apoyaría a Alan ante una eventual segunda vuelta con es apresurarse demasiado, tanto como decir que el principal grupo de medios apoya desde ya a un candidato (mi deseo es que se apoye a varios o a ninguno).

Admiro mucho a Vargas Llosa como para perder la esperanza de que matice sus declaraciones. Creo que el gobierno le ha tendido un manto de adulación y ha hecho nombramientos que él no necesariamente solicita, pero que comprometen su apoyo. Creo que nos ha dado bastante, pero aún nos debe algo: Que diga que Pedro Cateriano es su amigo, pero no es su pieza en el gobierno y que, si por él fuera, bien puede irse con su ánimo confrontador a otra parte. , ese sí que es un factor de autodesestabilización.