“Falta el compromiso de mayor regulación y de lanzar una campaña de educación vial dirigida también a ciclistas y motociclistas”. (Foto: Anthony Niño de Guzmán)
“Falta el compromiso de mayor regulación y de lanzar una campaña de educación vial dirigida también a ciclistas y motociclistas”. (Foto: Anthony Niño de Guzmán)
Fernando Vivas

Un mes atrás escribí en este rincón: “Con mi vereda no te metas” (27/3/19). Me arrebaté ante el ‘boom’ de los scooters que invadían las aceras. Como muchos de ustedes, soy una criatura metropolitana a quien le gusta disfrutar de su ciudad sin agredir a otros compatriotas urbanos. Entiéndanme: para mí, una vereda tranquila y segura es como un santuario ecológico.

Mi santuario está siendo violado por empresarios rapaces que, sin ningún estudio de impacto vial ni preocupación por el prójimo, han lanzado aplicaciones de alquiler de . Insisto en que debe haber una responsabilidad penal en ellos y aliento a la señora Ana María Rivera, atropellada por un salvaje en scooter, a que no ceje en judicializar su caso. El resultado –¡atención, Poder Judicial!– debiera ser ejemplar para desenmascarar a estos irresponsables que se presentan con aureola de innovadores ‘startuperos’, cuando en realidad son los ventajistas de siempre sacando provecho de mercados desregulados, usando tecnología que no han creado ni perfeccionado.

Y no me vengan con que ayudan a promover la micromovilidad como alternativa de transporte para una ciudad sostenible. Pamplinas, mi impresión –no conozco cifras al respecto– es que Grin y Movo, las dos apps instaladas en Lima, han multiplicado los viajes de propósito básicamente recreativo, no utilitario. En sus cartillas de instrucción, piden al usuario no invadir veredas, usar casco, ser mayores de edad, ir por la pista en el sentido del tránsito vehicular. Pero no hacen nada por fiscalizar el cumplimiento de las reglas. No tienen el más mínimo control para saber si quien alquiló el scooter montó en él a un niño sin casco para que corra como un bólido por la acera. Es como alquilar armas con una simple cartilla con tips para no matar a nadie.

El ha aprobado la RM 308-2019 que define, por primera vez, a los VMP (vehículos de movilidad personal), y señala que no deben circular por veredas ni áreas verdes. Es un tímido comienzo, pues falta el compromiso de mayor regulación y de lanzar una campaña de educación vial dirigida también a ciclistas y motociclistas.

La pelota también está en la cancha de los municipios que deben complementar lo que mande el MTC, con ordenanzas para sacar de la acera (¡no puedo decir poner en vereda!) a las apps rapaces. Y hay que promover una cultura que destaque a los empresarios que abren o amplían mercados ya existentes, contribuyendo a la seguridad de su ciudad, y no a estos depredadores del espacio público, que con la patente de corso que le procuran algunos ‘influencers’ tecnológicos vienen a acosarnos y zumbarnos en el último reducto que le queda al ciudadano caminante.