El fiscal Pedro Chávarry envió un escrito al ministro del Interior solicitando resguardo policial. (Foto: GEC)
El fiscal Pedro Chávarry envió un escrito al ministro del Interior solicitando resguardo policial. (Foto: GEC)
Fernando Vivas

Lo temí hace tiempo. No solo que sacaran a Pérez y Vela. Algo peor: que las fuerzas políticas se pongan de acuerdo en sabotear la lucha anticorrupción, pues todas tienen calaveras en el armario. Pero cada que lo pensaba lo descartaba, pues, más que el cálculo de concertar una defensa común, pesa en ellas el afán de destruirse usando las armas de la política judicializada. Si no eran capaces de conciliar por una agenda país, tampoco lo harían para un ‘ampay me salvo’. El caso de los Humala y los Fujimori, retroalimentando sus desgracias, demuestra cuan (auto)destructivas pueden ser.

Hasta que llegaron los tiempos de la obligada coordinación entre fujimoristas y vizcarristas para la sucesión presidencial. Se multiplicaron los canales de entendimiento, pero, poco después, se volvió a instalar la beligerancia. La fiscalía, alineada con el antifujimorismo, no la pasó mal.

Recientemente, sí se presentaron nuevas condiciones para un gran enjuague. El sucesor de Pablo Sánchez, Pedro Chávarry, enfrentó tal cargamontón que, si no estaba ya en él, acabó empujado al lado oscuro. Desprestigiado y arrobado por consejeros con clientela aprista y fujimorista, hostilizó a Vela y Pérez en lugar de respaldarlos (por supuesto, Pérez ha cometido excesos, pero para corregirlos está el PJ).

Si hablo de condiciones para un gran enjuague –y aquí quiero ser prudente– es porque el presidente Vizcarra cometió en la mañana del lunes el desliz de cuestionar un aspecto clave del acuerdo con Odebrecht, el que permitiría a la empresa a operar y vender sus activos en el Perú. Pareció una bajada de llanta a la chamba de los fiscales y de su propio procurador anticorrupción.

Contrastando con el desliz del lunes, Vizcarra adelantó su vuelta de Brasil y anunció con un proyecto de ley para declarar en emergencia el MP bajo amenaza de cuestión de confianza si la mayoría de FP se niega. Se le pasó aclarar su posición frente al acuerdo con Odebrecht. Sincerémonos: es mucho más importante que la empresa nos dé información para combatir la corrupción que cualquier forma y monto de reparación.

Al sacar a Vela y Pérez y, para remate, poner a Marcial Páucar, que estuvo dispuesto a dejar viajar a PPK, Chávarry ha tendido la mano al gobierno ofreciéndole perpetrar un gran enjuague. Mientras la calle grita que se vayan todos, el atribulado FN da una tregua para que respiren todos los que tienen rabo de paja, incluidos los ppkausas. El presidente, si no quiere flaquear en su liderazgo de la lucha anticorrupción, tiene que rechazar rotundamente la mano de Chávarry y empezar por respaldar a los procuradores. Lo otro es movida congresal de pronóstico reservado. Espero más de la calle.