PPK y la revolución del Tío Sam, por Ricardo Vásquez Kunze
PPK y la revolución del Tío Sam, por Ricardo Vásquez Kunze
Ricardo Vásquez Kunze

Este jueves asume su mandato ante el Congreso el señor presidente electo. Los análisis políticos se han concentrado en las posibilidades internas de su inminente gobierno. Pero, siendo el Perú un país en la periferia de las grandes decisiones del mundo, sería productivo saber hacia dónde va este, porque nuestro país ha seguido ese camino desde que hace 25 años el eje de las ideas cambió y lo que hoy se conoce como “neoliberalismo” tomó la capitanía de la historia. 

Creo que tal liderazgo ideológico está a punto de terminar. Y ello tendrá consecuencias políticas de primer orden en los próximos cinco años que gobierne el presidente Kuczynski.

Lo primero que habría que decir es que resulta irónico que la revolución neoliberal que se inició con el ascenso de Margaret Thatcher en el Reino Unido (1979) y Ronald Reagan en EE.UU. (1980), tenga en estos países su ocaso. El ‘brexit’ –que ha puesto en tela de juicio el proyecto político de la globalización– y el espectacular auge de Donald Trump –que se ha coronado como candidato del Partido Republicano– son la prueba más evidente de ese desfondamiento histórico. 

Siempre le digo a mis alumnos que para que las ideas cambien el mundo deben aterrizar en países que tengan el poder de hacerlo. Para que el neoliberalismo triunfase y pasara de ser una idea minoritaria a una mayoritaria, tuvo que anclar en potencias capitalistas de primer orden (en realidad el primer país en que se experimentaron sus políticas fue en Chile de Pinochet).

Dos años después de haberse desintegrado la Unión Soviética, nuestro país se conectó a esos ideales globales en el gobierno de Alberto Fujimori con la Constitución de 1993 que hasta hoy nos rige. La política de libre mercado a través de los TLC ha sido desde entonces el pilar de nuestra visión de progreso y crecimiento económico, así como la correa de transmisión con el proceso mundial de globalización. Y nuestra élite tecnocrática y académica está formada en esos ideales.

Pero resulta que aquí llega Trump y apunta desde el primer país de la Tierra a cambiarlo todo, pues, aunque parezca increíble, el candidato del partido que tradicionalmente ha impulsado la libertad de comercio y los TLC no quiere saber nada de ellos porque “arruinaron a EE.UU.”. Y para no quedarse atrás de Trump y Bernie Sanders, Hillary Clinton ha empezado a desmarcarse.

¿Cuánto creen ustedes que durará nuestro modelo económico si EE.UU. termina renegando de su pilar fundamental?  ¿O alguien cree que desde el Perú el modelo puede atrincherarse para reconvertirse en faro del mundo? No, señores. El destino del modelo no está en manos del presidente Kuczynski. Él tendrá que administrar aquí una transición mundial que decidirá el Tío Sam.