¿Queda, queda, PPK?, por Pedro Tenorio
¿Queda, queda, PPK?, por Pedro Tenorio
Pedro Tenorio

Si hasta el momento no se ha probado ninguna conducta dolosa por parte del presidente Pedro Pablo Kuczynski cuando sirvió en el gobierno de Alejandro Toledo, ¿por qué hay tantas personas preguntándose si PPK será capaz de culminar su mandato? A diario, me ocurre a mí como a otros analistas: en las últimas semanas no hay lugar al que vaya donde no me pregunten qué pasaría si Kuczynski “fuera vacado” del cargo. O si “se descubriera” alguna gestión ilícita de sus días como ministro de Economía y jefe del gabinete que hoy hiciera insostenible su permanencia en Palacio de Gobierno.

Especular es fácil. Y en un país con instituciones como las nuestras, a veces hasta nocivo. A PPK se le puede acusar de muchas cosas, pero mientras no aparezca una evidencia que lo incrimine debe permitírsele gobernar sin amenazas ni contratiempos. A todos nos consta la debilidad de su administración (un gabinete técnico antes que político, 17 congresistas de un total de 130, una menguante aprobación popular –que este mes alcanza solo 38% según Ipsos– en todo el país). A ello se suma que la corrupción carcome a buena parte del tejido político del país. Ante esto, ¿qué puede hacer el Ejecutivo?

Primero, afrontar con energía y efectividad la lucha anticorrupción. El mensaje presidencial del último domingo tuvo aspectos positivos, pero llegó con un mes de retraso. Sin embargo, lo más importante radica en traducir su discurso –dentro del debido proceso– en tres acciones concretas: cárcel, más cárcel y sobre todo cárcel para los corruptos. Cualquier otra actitud será vista como concesiva por la ciudadanía.

Segundo, combatir su debilidad política. Y aquí es clave evitar que sean los propios parlamentarios oficialistas quienes debatan públicamente sobre la conveniencia o no de realizar ajustes al equipo ministerial. El presidente debe convocar a sus congresistas, escucharlos y encargarles determinadas tareas obteniendo su compromiso de no obsequiarle flancos de ataque a la oposición ahora que las papas queman. No sirve de nada jugar a las palomas y los halcones cuando el nido pepekausa apenas tiene polluelos.

Tercero, y aunque moleste a algunos, explorar el terreno para un gabinete conversado con las principales fuerzas de oposición a fin de darle estabilidad al Ejecutivo. La visión económica y social de Kuczynski y compañía tampoco es incompatible a la de otros partidos (salvo el Frente Amplio o lo que queda de él). Este podría ser el balón de oxígeno que Fernando Zavala requerirá en breve.

El país necesita diálogo y acuerdos mínimos para avanzar. La lucha anticorrupción debe ser la piedra angular de este esfuerzo. Los acontecimientos de los últimos días así lo confirman.