¿Cómo hacer retroceder al Estado Islámico?, por R. Heimovits
¿Cómo hacer retroceder al Estado Islámico?, por R. Heimovits
Redacción EC

En otra de sus periódicas demostraciones de barbarie, una rama del decapitó hace pocos días en Libia a 21 trabajadores egipcios solo por ser cristianos. En respuesta, el presidente egipcio pidió que el autorice que una coalición internacional intervenga militarmente en Libia. 

Esto podría ayudar, pero el centro del poder del EI no está en Libia sino en Siria e Iraq, y combatir allí al EI no es fácil. Primero, la organización cuenta con un núcleo de miles de combatientes fanáticos y veteranos de varias guerras. Segundo, si bien el EI cuenta con muchos enemigos, estos también con frecuencia son amargos rivales entre sí, tal como sucede entre la potencia regional sunita, Arabia Saudí, y la chiita, Irán.

Paradójicamente, el principal beneficiario hasta ahora de las acciones del EI sería su archienemigo: Irán. Con la atención internacional fijada en el nuevo califato, hay poco tiempo para pensar en los avances del programa nuclear militar de Teherán. Sin embargo, el EI no es invencible. Es más, desde que capturó Mosul en junio del 2014 no ha tenido otro éxito grande ni en Iraq ni en Siria. 

Y la principal causa de este estancamiento es el fanatismo religioso –la razón de ser misma del EI– y que lo lleva a atacar a varias etnias y estados a la vez; y su estrategia de terror que le suma cada vez más enemigos. Así, desde mediados del 2014 se han unido a la guerra contra los islamistas los kurdos (musulmanes sunitas no árabes), Irán, varios gobiernos árabes y  occidentales y el mismo Estados Unidos. 

Los ataques aéreos estadounidenses han causado daños considerables al EI, pero para que su efectividad aumente, sería necesario que Obama autorice el envío de observadores y tropas especiales que dirijan los ataques aéreos desde el terreno y hostilicen al EI. Sin embargo, aún esto no sería suficiente.

Si se quiere hacer retroceder, ni qué decir derrotar al EI, el punto de partida indispensable es comprender las lecciones de la historia reciente. En lo que va del siglo XXI las mayores derrotas que han sufrido los grupos armados musulmanes sunitas extremos semejantes al EI han sido a manos de otros ejércitos musulmanes sunitas. Así los tadjiks de la Alianza del Norte, peleando con apoyo aéreo masivo estadounidense, aplastaron a los talibanes y a Al Qaeda en Afganistán en el 2001. En Iraq, del 2006 al 2008, la llamada Milicia del Amanecer, en buena parte veteranos de la Guardia Republicana de , peleando con apoyo directo de las fuerzas armadas de Estados Unidos derrotaron a Al Qaeda en Iraq, y la desactivaron por varios años, hasta que reapareció a principios del 2013 en Siria  rebautizada como ISIS, y luego como EI.

En la actualidad, la fuerza con más experiencia de combate y con más voluntad para luchar contra el EI –al que desde agosto del 2014 incluso ya ha derrotado en algunos lugares– es la milicia kurda de Iraq, que tiene más de 100 mil hombres. Más importante aun, la mayoría de los kurdos parece tener una visión del islam compatible con los derechos humanos, el respeto a la mujer y, en especial, con uno de los avances más grandes de la humanidad: la tolerancia hacia quienes piensan distinto. Sin embargo, Estados Unidos da ayuda militar a los kurdos con cuentagotas. 

Si en verdad se quiere hacer retroceder al EI, Occidente y, en particular, Estados Unidos deben dar armamento en calidad y cantidad suficiente a los rebeldes sirios moderados, a Jordania y, sobre todo, a las milicias kurdas en Siria en Iraq para que puedan luchar con posibilidades de victoria.