Sabiduría para reconocer la diferencia, por Rolando Arellano
Sabiduría para reconocer la diferencia, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

En estos últimos días están apareciendo más noticias negativas sobre la economía y la política que ponen nerviosos a los ciudadanos informados y, sin duda, a nuestros gobernantes. Creemos que aquí todos podríamos aplicar bien el sentido de esa invocación que busca “serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, fuerza para cambiar aquello que se puede cambiar y sabiduría para reconocer la diferencia”, pero dándole peso adecuado a cada una de sus partes.

En primer término, aceptemos los temas que están fuera de nuestro control, siendo el principal la , que influye en el precio de los minerales que producimos y que hará que el sistema económico mundial vaya más lento. Otro tema que atacará nuestro bienestar y capacidad productiva es muy probablemente el . Un tercero es el período electoral, que tiene que darse necesariamente y que pone incertidumbre sobre todo en los inversionistas. El cuarto son los problemas económicos de , que hará que la región en general se vuelva menos atractiva para los inversionistas. El último es el de la apreciación del dólar, que encarecerá las importaciones y subirá los precios de muchos productos. Tengamos serenidad para reconocer que todo eso nos afectará.

Pero la segunda parte es mucho más importante que la primera, pues aceptar que algo pasará no implica resignarse a sus efectos. Por ejemplo, ante el menor crecimiento chino quizá convenga apoyar más al sector minero, para aprovechar su ventaja de tener costos muy competitivos, el cobre es un ejemplo, y ayudarlos a resistir mejor mientras otros caen. Y quizá ya sea tiempo de parar tácticas con las que China está pasándoles a otros su problema, como el aparente ‘dumping’ en sus exportaciones de acero. Es cierto que El Niño nos coge, como siempre, sin preparación, pero en lugar de desesperarnos podría el gobierno priorizar las obras más necesarias y poner allí nuestros mayores esfuerzos en lugar de dispersarlos con pequeños fondos aquí y allá. No olvidemos además, poco consuelo pero no por ello malo, prepararse para aprovechar aquellas zonas áridas que se vuelven altamente productivas gracias a un Niño malcriado. Y si el tema electoral causa temor, debería ser estímulo para que cada quien se vuelva defensor activo de sus ideas o candidatos, en lugar de sentarse a sufrir con la incertidumbre. ¿Y por qué no aprovechar ahora que Brasil, Argentina y Venezuela se vuelven menos atractivos, para mostrarse como lo que somos, uno de los países más seguros para invertir en la región? Y si un dólar fuerte hará más caras nuestras compras, deberíamos apoyar fuertemente el crecimiento de las exportaciones, sobre todo en sectores como el textil, que hoy sufren por un dólar débil. Enfrentarse con fuerza a los problemas y encontrar en ellos oportunidades es el secreto de los gobernantes y empresas exitosas. 

El elemento clave de esta invocación es entonces su tercera frase, tener “sabiduría para reconocer la diferencia”. Ello implica, como individuos, empresas y gobierno, tener claridad para en los momentos de dificultad analizar objetivamente nuestras fuerzas, debilidades y oportunidades. Y por encima de todo, implica tener sabiduría para entender que sentarse a esperar a que el destino decida por nosotros es la peor de las formas de acción.