El Estado contra la Sunat, por Rolando Arellano
El Estado contra la Sunat, por Rolando Arellano
Rolando Arellano C.

La productividad de las empresas peruanas, una de las más bajas de la región, mejoraría si invertimos en infraestructura y en educación de calidad. Pero se pueden lograr resultados más rápidos atacando también la tercera causa de nuestro atraso, las barreras que ponen las instituciones estatales a las empresas productivas. El problema es que, aparte de la Sunat, que sabe que mayor productividad significa mayor recaudación, la mayoría de organismos del Estado pareciera no pensar en ese mismo sentido.  

¿Cómo puede ser productiva y pagar más impuestos  una empresa que enfrenta permanentemente trámites y plazos absurdos de municipios, gobiernos regionales y ministerios? No se entienda que pretendemos eliminar los controles, pues con amplitud de espíritu podríamos aceptar que muchos de ellos son adecuados; lo que creemos es que esos controles deben siempre considerar la influencia que tienen en la productividad del país.

Nuestras empresas encuentran trabas a la productividad incluso antes de poder funcionar. Por ejemplo, aparte de algunos trámites como el de sacar el RUC, los permisos de edificación o las licencias de funcionamiento demoran meses en otorgarse, dejando desempleados a miles de trabajadores e inmovilizando dinero que podría estar haciendo crecer el PBI. ¿De qué le sirve al Estado dar un RUC rápido si no podrá cobrar impuestos hasta que esas empresas logren pasar las barreras municipales, formales e informales? Esos municipios están contra la Sunat.

Y si logran obtener los permisos iniciales, luego vienen los trámites de más instituciones, demandando tiempo y esfuerzo empresarial. Ejemplos hay miles pero, ¿cuánto mejoraría la productividad si los gobiernos regionales se pusieran metas de otorgamiento o denegación rápida, de los permisos de explotación minera? El caso Conga, siendo el más espectacular, es solo uno de decenas de casos similares que atentan contra la productividad del país. Esas regiones están contra la Sunat. 

Pero la productividad no solo pasa por hacer más rápidos los procesos, sino también por eliminar decisiones que atenten contra ella. ¿Qué ocurre por ejemplo si una empresa no cumple a tiempo un requisito de cualquier institución pública? Lo usual, y adecuado, es que se le exija corregir rápidamente su falta. También es correcto que se le multe por el incumplimiento. ¿Pero por qué además clausurar el local por X días? Así se castiga sin duda al dueño, pero también se castiga a sus proveedores, a sus familias, a la economía de su entorno, y a la recaudación. Esos ministerios e instituciones están contra la Sunat.

Pero siendo justos con el sector público, hasta la misma Sunat tiene problemas con el discurso de la productividad. La prueba está en las miles de horas de trabajo que empresas formales pierden atendiendo exigencias a veces absurdas o exageradas de funcionarios de tributación. La Sunat juega allí contra la Sunat. 

En fin, todos queremos que el país tenga empresas más prósperas, que generen más puestos de trabajo y paguen más tributos. Lo bueno es que eso podría impulsarse rápidamente si nuestras autoridades decidieran pasar todas sus decisiones por el filtro de la productividad empresarial. Ello, sorprendentemente, haría felices tanto a las empresas como a la Sunat. Y además eliminaría la absurda situación donde el Estado actúa contra el Estado.