“Por cierto tampoco se esperaba que las adolescentes dejen la casa paterna y se muden a vivir con su pareja”.
“Por cierto tampoco se esperaba que las adolescentes dejen la casa paterna y se muden a vivir con su pareja”.
Rolando Arellano C.

Hace 50 años, la serie de dibujos animados “” (The Jetsons) mostraba a lo que se suponía sería la familia del futuro. La realidad hoy es que la sociedad es muy diferente a la que imaginaban sus autores, que creían que la sería el gran cambio sin pensar que la sociedad cambiaría mucho más. Error similar al de muchos expertos del ‘know-how’, que hoy hablan de los impresionantes avances tecnológicos, sin analizar el nuevo contexto social, el ‘know-who’, en que estos van a desarrollarse.

En efecto, la serie de los Supersónicos imaginaba a una familia donde Súper (George) era un oficinista que aportaba dinero al hogar, Ultra (Jane) la mamá que cuidaba la casa, Lucero (Judy) era la hija adolescente estudiosa y Cometín (Elroy) el pequeño engreído por todos. La diferencia con las de ese momento estaba solo en las tecnologías que usaban y nos sorprendían. Así Súper en vez de automóvil iba en un cohete al trabajo, que consistía en apretar unos botones. Ultra cuidaba la casa y cocinaba, con la ayuda de Robotina (Rosie), un robot que hasta usaba cofia y delantal. Lucero tenía todos los problemas de la adolescencia y conversaba y planeaba con amigas por un teléfono con imagen. Finalmente Cometín iba al colegio “La Osa Menor” y jugaba con su perro Astro. Típico escenario del siglo pasado, con los gadgets del futuro.

Hoy son realidad todas las tecnologías que se soñaban en esa época, desde los carros que vuelan y las fábricas sin obreros, hasta los robots mascota y ayuda del hogar, pasando por cierto por el ubicuo celular. Lo que no se soñaba era el cambio de las personas, como el que hoy la mayoría de mamás conservadoras se hayan transformado en mujeres modernas que trabajan fuera, ni que los oficinistas más bien se queden trabajando en casa y no siempre sean jefes de su hogar. Por cierto tampoco se esperaba que las adolescentes dejen la casa paterna y se muden a vivir con su pareja, y que quizá no exista un Cometín, porque un solo hijo ya parece suficiente para las parejas modernas. Más aun, no se había imaginado que el concepto mismo de familia se transforme al punto que esté hoy conformada por personas con estilos de vida tan radicalmente distintos, que ponen en discusión hasta la teoría del núcleo familiar.

Todo ello debería ser una advertencia para los entusiastas de las importantísimas nuevas tecnologías, que a veces olvidan analizar las nuevas estructuras sociales que son las que adoptarán (o rechazarán) los grandes cambios tecnológicos. Para no que no caigan en el error de los autores de “Los Supersónicos”, cuyas fantasías sobre un ‘know-how’ que ya no es novedad, no se aplican igual a un ‘know-who’, radicalmente distinto a lo imaginado.