"Para ser miembro de un partido es imprescindible argumentar y consensuar en el interior, ponderando la disciplina y los principios de respeto e igualdad entre sus miembros". (Ilustración: Víctor Aguilar)
"Para ser miembro de un partido es imprescindible argumentar y consensuar en el interior, ponderando la disciplina y los principios de respeto e igualdad entre sus miembros". (Ilustración: Víctor Aguilar)
Rolando Arellano C.

Quien crea que, por la parsimonia de sus movimientos, el tai chi no es suficiente para tener un cuerpo en forma se equivoca, pues esa milenaria danza-deporte china es mejor y menos riesgosa que sistemas de entrenamiento brusco como las pesas o el karate. Las empresas deberían analizarla, sobre todo ahora que están de moda técnicas novedosas para hacer las cosas rápido, aunque no siempre con la calidad adecuada. Hagamos un poco de historia.

A inicios del S. XX, con la aparición de la gran industria en Estados Unidos se planteó que era más rentable aceptar un cierto porcentaje de productos defectuosos, que incrementar los costos para eliminarlos. Pero en los años sesenta se dieron cuenta de lo equivocados que estaban cuando los japoneses llegaron a sus mercados con su filosofía de cero defectos, mostrando que la excelencia podía ser rentable en costos y en lealtad de los clientes. El crecimiento de la industria japonesa en el mundo fue la prueba de que eso era cierto.

Aparentemente olvidando esa enseñanza, en nuestros días se han puesto de moda algunas ideas de teóricos que esta vez recomiendan subordinar la calidad a la velocidad de creación de productos. Así, con métodos de trabajo muy ágiles y coloridos, plantean crear productos o servicios de la manera más rápida posible, eliminando del proceso creativo aspectos aparentemente lentos y superfluos (como datos externos y pruebas imparciales) y priorizando la imaginación y experiencia de los trabajadores de la empresa.

Sin duda, el lector habrá notado que esa forma de actuar trae el riesgo de lanzar al mercado productos incompletos y con defectos, pero sus promotores nos dirían que ese riesgo es parte del método. Ellos entienden que es más eficiente hacer que los clientes encuentren las fallas para proceder luego a remediarlas, que demorarse en lanzar los productos. No dejamos de ver aquí una lógica muy similar a la norteamericana antes de que Japón, con su filosofía de calidad total, les arrebatara la supremacía de la industria automotriz mundial. 

¿No deberíamos entonces en nuestros países utilizar esos métodos? La rapidez es importante siempre que no nos desvíe del fundamento más importante para el largo plazo de una empresa, el respetar y ser respetado por los clientes. Respeto que se pone en riesgo cada vez que entregamos un producto potencialmente defectuoso con nuestra marca, aunque sea a unos pocos y luego se corrija. Eso lo saben bien alemanes y japoneses, que buscan la rapidez, pero siempre con pruebas de que no están arriesgando su reputación en cada intento.

Por ello es mejor seguir los fundamentos del armonioso tai chi, que da resultados bastante rápidos y con muy pocas probabilidades de lesionarse al practicarlo.