El volar de la verdad, por Beto Ortíz
El volar de la verdad, por Beto Ortíz
Redacción EC

Cuando su escándalo aún no se había enfriado del todo, Oscar López Meneses, archivillano y némesis del presidente Humala, estuvo a un pelo de pasar la prueba del polígrafo. “Mañana almorzamos con el invitado que te hará más rating que Tilsa.” –rezaba el e-mail del colega que se había tomado la molestia de arreglar tamaña cita sin que se lo hubiera pedido. Confieso que la idea sonó subversiva y seductora. Imaginé al mandatario viendo el programa en comité de crisis. Frente a tales tentaciones los periodistas hemos de hacer acopio de inteligencia emocional. No excitarnos demasiado. El detector de mentiras –según como se emplee– puede ser el más noble de los instrumentos o el más vil de los artificios. Una vez, al filtrarse prematuramente los nombres de los famosos que bailarían en su show, una diva obligó a pasar por el polígrafo a todo su staff y, una vez detectado el soplón, lo botó. Tan severa aplicación del adminículo es lícita y muy extendida en las empresas. Perverso sí, fue, en cambio, que un juez peruano sentenciara a un acusado de violación admitiendo como prueba única el resultado del test que lo inculpaba. ¿Será posible hallar la verdad absoluta con un aparato que se enchufa? Imagínense si sentáramos al papa Francisco en el sillón rojo y le preguntáramos: ¿Existe Dios? Responde: sí. Y le sale que la respuesta es…falsa. ¿Se imaginan? 

Imaginen ahora el inconmensurable desafío intelectual que representó para mí conversar con Florcita Polo durante doce horas. Eso tardó la grabación de las dos ediciones que hicimos con ella. Podrán imaginar que me quedan pocas ganas de poner el pecho para que me disparen los pigmeos y muchas de internarme en un monasterio tibetano. Y ni hablemos de Jean Paul Santa María. De lejos, el psycho de sangre más fría. Hubo que hacerle un test tras otro porque, al comienzo, todo le salía verdad: ¿Le pegabas a Angie? No. (Verdad). ¿Le pegabas a Angie? Sí. (Verdad). Y así. El polígrafo siempre será tan polémico como el condón. Pero, por ahora, no hay nada mejor. 

Cuando presentó el proyecto de la Unión Civil, convencí a Carlos Bruce de que comenzara por sentarse en el sillón rojo. Lo malo es que lo convencí por breves instantes. Luego llegó mi amigo Gustavo Rodríguez y lo convenció de lo contrario. Una pena. Sigo pensando que hubiera sido un programón. 

El ex ministro del interior Wilfredo Pedraza también ofreció someterse al detector pero esa flor no la agarramos porque, con todo respeto, Pedraza no es Flor y el rating le habría sido esquivo. Everybody loves chanfainita. ¿Necesito decir que el almuercito con Lopez Meneses me lo perdí? No me dio la gana de grabar con él. No creo que fuera a paralizar el país. Nunca fue novio de Edwin Sierra. Además, ¿a cuento de qué meterle a palacio semejante molotov? ¿Para acabar refugiado en una embajada y luego huyendo, entre gallos y medianoche, del país? Por favor. Ya estamos grandecitos.