Rodrigo Carreño

En un mundo cada vez más interconectado, se presentó como una plataforma esencial para repensar el futuro económico global. Más allá de ser un espacio de intercambio entre países, APEC ofreció una oportunidad única para que sus miembros compartan soluciones reales y prácticas a desafíos comunes.

Este año, el foro puso en el centro de la discusión a la digitalización como un factor clave para el crecimiento. En lugares como Indonesia y Hong Kong, las pequeñas y medianas empresas, al adoptar herramientas digitales, lograron integrarse al comercio global, formalizarse y crear empleos de calidad. En el contexto peruano, este es un aprendizaje que no podemos pasar por alto cuando enfrentamos la alta informalidad que frena a nuestra economía.

Una de las iniciativas más inspiradoras del foro fue “Voices of the Future”, en la que tuve el honor de participar como miembro de la delegación peruana. Este espacio reunió a jóvenes de todo el mundo para debatir sobre los temas más urgentes de nuestro tiempo. La integración de las nuevas generaciones en discusiones globales es crucial para aportar nuevas ideas, así como para asegurar que las soluciones se implementen de manera efectiva en nuestras realidades locales.

El mensaje de APEC es claro: la cooperación y la digitalización son los pilares de un crecimiento económico que no deje a nadie atrás. Ahora bien, el reto para el Perú será tomar estos aprendizajes y aplicarlos efectivamente. Solo así podremos construir una nación más , equitativa y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rodrigo Carreño es estudiante de Negocios Internacionales en la Universidad de Lima

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