Una maleta puede ser un símbolo de crecimiento, aventura y nuevos comienzos en esta época del año. Sin embargo, para Sheyla Cóndor significó el final de su vida y de sus aspiraciones.
El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, llega con la historia desgarradora de Sheyla Mayumi Cóndor Torres, una joven de 26 años. Tras cuatro días de desaparición, sus restos fueron hallados dentro de una maleta en una habitación del condominio Torres de la Pradera, ubicado en Comas. ¿El principal sospechoso del atroz crimen? El policía Darwin Marx Condori Antezana, cuyo cuerpo se encontró días después. Y, por si la indignación fuera poca, la respuesta de las autoridades de la comisaría Santa Luzmila ante la denuncia de la madre de la joven fue: “Seguro se escapó con su enamorado”, y se negaron inicialmente a aceptar la denuncia.
Este caso demuestra que el feminicidio en el Perú es un problema sistémico que refleja la ineficacia del Estado y la sociedad para garantizar la protección de las mujeres, perpetuando un ciclo de violencia e impunidad.
Según el último reporte de la Defensoría del Pueblo “¿Qué pasó con ellas?”, la PNP, entre enero y setiembre, ha reportado 121 feminicidios a escala nacional y 4.915 notas de alerta de mujeres desaparecidas. De estas, el 66% correspondió a niñas y adolescentes, y el 34%, a mujeres adultas.
Asimismo, la implementación de protocolos es inconsistente. Según el mismo reporte, el Estado debe actuar con la debida diligencia y de forma inmediata ante una denuncia de desaparición y/o agresión. Sin embargo, en muchos casos, como el de Sheyla, las denuncias no son tomadas con la seriedad requerida. Esto deja a las víctimas expuestas a más violencia, mientras que los agresores siguen impunes.
Sin lugar a dudas, este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer debe ser más que un recordatorio de las vidas perdidas; debe ser el punto de inflexión para exigir un sistema que realmente proteja a las mujeres. Que la memoria de Sheyla y su lucha no quede en el olvido ni, mucho menos, en una maleta.