La partera de la historia, por Mario Ghibellini
La partera de la historia, por Mario Ghibellini
Mario Ghibellini

Esta semana, en medio de la vorágine de la campaña, los diarios nos trajeron una noticia que nos hizo recordar que, antes de lidiar con las miserias de nuestros próximos gobernantes, tenemos que terminar de lidiar con las de los actuales. Nos referimos, por supuesto, a los resultados de la pericia grafológica que los especialistas de la fiscalía hicieron con relación a las cuatro agendas de Nadine Heredia y que ahora están en manos del fiscal Germán Juárez, que investiga a la esposa del presidente por lavado de activos.

Tales resultados han revelado tres datos importantes: primero, que los escritos de las libretas son del puño y letra de la primera dama; segundo, que no han sufrido alteración alguna y, tercero, que en la ‘muestra de cotejo espontánea’ que tuvo que rendir para facilitar la prueba, la investigada evidenció una “voluntad de distorsión gráfica”. Es decir, que en esa muestra la señora Heredia trató de cambiar los patrones de su trazo habitual en un aparente afán de impedir la identificación de su letra con la de las agendas.

Libretas de ahorros

Como se sabe, sin embargo, la identificación se produjo de todas maneras y, a pesar del aire despreocupado que ha adoptado frente a ello, es evidente que la presidenta del partido nacionalista está en problemas. No solo por las dimensiones de la mentira a la mitad de la cual ha sido pillada y disecada, sino sobre todo por las implicancias de las cuentas que figuran en las libretas y de las que ya no puede desentenderse.

En estas aparecen consignados más de ocho millones de dólares de origen incierto que luego, en muchos casos, tienen como destino transferencias a terceras personas, como las referidas simplemente con los nombres Ivoska y Cristina. ¿Quiénes son ellas y por qué serían tan importantes esos depósitos en particular? Pues la presunción más verosímil es que se trata de Ivoska Humala (hermana del presidente) y de la obstetra Cristina Velita (amiga de los años parisinos de la pareja Humala-Heredia y luego convertida por este gobierno en la embajadora del Perú en Francia), radicadas en Europa y, en esa medida, un posible vehículo para trasladar el dinero hasta esas tierras remotas.

Nada de esto es ciertamente nuevo, pero un reciente descubrimiento relacionado con la segunda de ellas podría aportar la clave para demostrar que lo anotado por la primera dama en las libretas no eran solamente los sueños de una adolescente tardía sobre los movimientos de una fortuna que nunca tuvo. Según un reportaje de Cuarto Poder, efectivamente, la Superintendencia de Banca y Seguros ha elaborado un informe sobre operaciones sospechosas en las cuentas que ella tiene o tenía en un banco local y que, entre mayo del 2010 y mayo del 2015 (es decir, en fechas posteriores al 2009, cuando habrían tenido lugar los presuntos envíos del dinero mencionado en las agendas a Europa), registraron ingresos por más de un millón de dólares.

Previsiblemente, la señora Velita ha negado haber tenido alguna vez cantidad de plata semejante en el referido banco, pero la eventual veracidad de lo que afirma se podrá confirmar con facilidad en el contexto de la investigación fiscal en la que ahora, por cierto, ha sido comprendida.

Sutil conexión

¿Podrían marcar esos supuestos depósitos las migajas del camino de regreso de un dinero negro enviado originalmente por la mentirosilla de Palacio al Viejo Continente y en consecuencia servir para terminar de darle sepultura política a ella y a todo el humalismo? No lo podemos asegurar en este punto, pero la verdad es que no nos extrañaría que aquí se terminase confirmando, una vez más, la sutil conexión que existe entre la partera de la historia y la velita en el entierro. 

 

(Publicado en la revista Somos el sábado 6 de febrero del 2016)