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Con la baja de Inés Melchor, en la Maratón femenina de los Juegos Panamericanos solo tendremos una representante
Marco Quilca León

“La molestia empezó el 16 de este mes y de ahí hemos estado intentándolo con la doctora con diferentes tratamientos, pero…”. estaba dando una entrevista a “RPP noticias” cuando no aguantó más. Su voz se quebró. Habían pasado dos horas desde que se oficializó la peor noticia para la atleta: no podrá competir en la maratón de los , prueba por realizarse este sábado 27.

Una lesión lumbar que le causa dolor en el muslo, glúteo y pantorrilla –según dicta el informe de la Federación Peruana de Atletismo– es lo que le imposibilitó a la atleta nacional, de 32 años, luchar por regalarnos una nueva medalla. Se trató de todas las maneras posibles, pero la dolencia no llegó a evolucionar para una competencia de alto rendimiento.

El diagnóstico final dice que Melchor sufre de una radiculopatía L4-L5 con dolor neuropático. El doctor Julio Grados, traumatólogo y ex médico de la selección de fútbol, explicó de esta manera la gravedad de la lesión: “Hay un problema de discopatía donde se produce la enfermedad de raíz nerviosa. Es decir, el disco que está entre vértebra y vértebra, en la zona lumbar, comprime el nervio”. Para Grados, esta afección puede aparecer en cualquier persona, no solo en los atletas.

“He leído que le han hecho infiltraciones para competir en los Panamericanos. No es lo más aconsejable. Un tratamiento se hace en orden. Sin embargo, en el deporte los médicos estamos sometidos a la presión del deportista, los directivos e incluso la propia afición”, añade reflejando los deseos de Santa Inés Melchor, quien quiso representar al Perú sí o sí. Pero esta vez no se pudo.

—Sus otras lesiones—

“Me he preparado mucho para correr la maratón en Lima en el Panamericano, pero lamentablemente el destino otra vez me juega mal”, manifestó con mucha desazón en un sentido comunicado difundido en sus redes sociales.

Esa última frase –“El destino otra vez me juega mal”– tiene mucho significado para la huancavelicana. Las lesiones han sido su rival más fuerte a lo largo de su carrera. “Su historial es temerario. Tal vez el imaginario no lo advierte así porque muchas veces ha decidido correr confiando en los entrenamientos, con el corazón grande”, cuenta Edvan Ríos, periodista nacido en la misma tierra que la maratonista y que siguió de cerca su carrera.

En el 2009, antes del Mundial de Atletismo en Berlín, y con apenas 22 años, Inés sufrió el primer traspié. Compitió con un desgarro muscular las eliminatorias para el certamen y quedó fuera. Tuvo que dejar las pistas por cuatro meses aproximadamente. En el 2012, antes de los Juegos Olímpicos de Londres, la rodilla le generó molestias. De todos modos, corrió ocupando el puesto 25 en la maratón y batiendo los récords sudamericano y nacional. “Espero que el gobierno pueda ayudar a mi hija para que se trate de su lesión”, pidió Teobaldo Melchor, su padre.

Tres años después, cuando quiso desafiar los 42 kilómetros de los Panamericanos de Toronto 2015, un desgarro en el muslo la obligó a abandonar la carrera. Un mes antes de Río 2016, ocurrió nuevamente. La lesión muscular recrudeció cuando se estaba preparando en Corea, junto a atletas varones para exigirse más. Hizo de todo para llegar al certamen disputado en Brasil: tratamientos de acupuntura, magneto, láser. Todo. Compitió, pero no pudo terminar la carrera.

“En un momento pensé que mi cuerpo iba a resistir, que a la hora de correr la adrenalina iba a hacer que no sintiera el dolor. Decidí abandonar la carrera. Veía cómo mis sueños se iban cayendo”, dijo aquella vez con la misma voz entrecortada con la que lamentó no estar presente en Lima 2019. Su revancha, quizá la última de su carrera, tendrá que ser en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Tiene hasta abril del próximo año para clasificar. De todas maneras hará el intento.

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