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Venezolanos en Chimbote
Laura Urbina

Carlos Delgado Matute, de 19 años, Pedro Pineda Rodríguez, de 49 años, y Jorman Peña Montoya, de 20 años, son tres de los más de 300 ciudadanos venezolanos que se ganan la vida vendiendo comida en las calles de Chimbote, ciudad porteña de la región Áncash.

Ellos salieron de Venezuela para dejar atrás la crisis económica y política que se vive en su país y buscar mejores oportunidades desde hace dos meses aquí en Perú.

Cada uno llegó por su cuenta a Chimbote y desde que se instalaron no han cesado en el trabajo constante para enviar dinero a sus familiares que se quedaron en Venezuela.

Pedro Pineda Rodríguez cuenta que escapó de Venezuela luego de que su pequeña distribuidora de cerveza quebró. Al encontrarse sin trabajo, decidió venir a Perú.

“Me vine de Venezuela por la situación que se vive allá. Nicolás Maduro está destruyendo el país y a todos en Venezuela”, sostuvo con enojo.“Para comprar dos kilos de arroz tenía que hacer cola toda la noche en el establecimiento comercial. Lamentablemente, el que va a hacer cola no trabaja y si deja de laborar los despiden. Además, los sueldos son ridículos y no alcanza para sostener la casa”, comentó con el mismo tono de indignación.

Pedro tiene dos hijos, de 17 y 8 años, y hace tres semanas que llegó a Chimbote. Todos los días prepara dulces y los vende en las calles de la ciudad. “Vendo trufas (dulces venezolanos) y con eso he podido pagar mis gastos y mandarle dinero a mis hijos para su comida y para no atrofiar sus estudios”, mencionó orgulloso.

Por su parte, Jorman Peña Montoya, de 20 años, lleva dos meses en Perú y desde hace un mes está en Chimbote. Él también tuvo que dejar a su familia y abandonar sus estudios de administración para venir a trabajar. “No podía pagar la universidad y si la pagaba no me alcanzaba para comer”, relató apenado.

Jorman tiene una hija de un año, a quien tuvo que dejar en Venezuela. Para poder mantenerla, vende tortas, arepas, tizana y ensaladas por el centro de la ciudad. Con el dinero que obtiene puede comprar pañales para su bebe. “Vine a Perú para conseguir un mejor futuro para mi hija y para mí. La vida en mi país está difícil. Para comprar pañales allá tengo que pagar una buena cantidad de billete, aquí no”, refirió.

Carlos Delgado Matute alistó su mochila y llegó a Chimbote hace dos meses. “Me dijeron que Perú estaba dando la mano a los venezolanos y me vine de aventurero”, confesó.

“Trabajaba como administrador de una tienda de zapatos. Quería estudiar derecho, pero la plata no me alcanzaba. Lo que ganas en un mes allá te lo gastas en tres días de comida”, agregó Carlos.

Cada mañana, él vende donas en la ciudad y por la noche trabaja de mozo en un restaurante en Nuevo Chimbote. “Mi objetivo es hacer dinero y regresar a Venezuela, y si no me resulta me regreso o me voy a Chile a seguir trabajando, qué vamos a hacer”, enfatizó.

-Venezolanos en el puerto-
Se estima que en Chimbote hay más de 300 venezolanos y 120 de ellos solicitaron al Estado su Permiso Temporal de Permanencia (PTP), que acredita su situación migratoria y les brinda diversos beneficios sociales.

“Un gran sector se dedica al comercio ambulatorio de empanadas, arepas y postres. Todos están mal económicamente y tratan de subsistir”, comenta Génesis Acosta Gómez, venezolana de padre chimbotano que integra el grupo "Venezolanos en Chimbote".

La joven señala que presentarán a la Municipalidad de Nuevo Chimbote un proyecto denominado "La casa del venezolano", el cual consiste en que la comuna les pueda ceder un local donde sus compatriotas puedan quedarse temporalmente.

“Queremos tener un lugar donde llegar, porque venir y seguir guerreando es complicado. Esperamos que las autoridades nos tiendan la mano en estos momentos difíciles”, comentó.

La página de Facebook "Venezolanos en Chimbote" fue creada con el objetivo de mantenerse en comunicación con sus compatriotas y publicar ofertas laborales.

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