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Ricardo León

En algunos muros y paredes ubicados en las orillas de la Panamericana Norte, en el ingreso a la ciudad de Chimbote (Áncash), se leen todavía eslóganes de la reciente campaña para las elecciones municipales y regionales. “No al pasado”, “Ni choro ni corrupto”, “Sin denuncias ni sentencias” y otros similares que remiten a casos cercanos de gobernadores regionales y alcaldes que están en prisión. Detrás de esos muros y paredes, en empinados asentamientos humanos, se concentran grupos delictivos que operaron de la mano de esas autoridades.

La tarde del jueves 27 de diciembre, 10 camionetas tipo van trasladaron por esta misma vía a un centenar de policías de Lima, que se dispersarían discretamente en varios puntos de Chimbote. Faltaban pocas horas para que la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) de la Policía Nacional realice el último golpe del año al crimen organizado.

Un suboficial de la policía que trabaja en la Diviac-Chimbote fue el encargado de investigar este caso desde el inicio. Él cuenta que, en los años en que el –ahora preso– ex gobernador César Álvarez tuvo más poder, hacia el 2014, habría tenido contactos con cabecillas de la banda criminal Los Patecos, hasta que esta fue desarticulada.

Sus cabecillas corrieron distinta suerte. Elmer Reyes Atavíos ‘Wino’ no fue detenido sino hasta en el 2016 por tráfico de drogas. Cumplió prisión en el penal de Cambio Puente, en Chimbote, pero luego fue trasladado a la temible cárcel de Challapalca, en las heladas alturas de Tacna. Liberado inexplicablemente en el 2017, convocó a cabecillas de otras bandas. Así nació un grupo criminal que el suboficial de la Diviac sugirió denominar Los Intocables de Chimbote, por una razón simple: actuaban con total impunidad. Esto cambió en la madrugada del viernes 28.

—Contra la impunidad—
Cuatro días antes de las Fiestas Patrias de 1985, una explosión en el segundo piso de una casa cerca del óvalo Higuereta hizo pensar en otro atentado de Sendero Luminoso. En realidad lo que había estallado era un gran laboratorio de cocaína que había armado Reynaldo Rodríguez López ‘El Padrino’, uno de los mayores narcotraficantes que ha habido en el país.

‘El Padrino’ fue capturado en 1985, y en los años siguientes salió y entró en cárceles. Fue perdiendo su fortuna y, en especial, sus casas. Una de estas, incautada por el Estado, se ubica en una esquina de la avenida Pedro Venturo, en Surco. Allí, en habitaciones, pasadizos y patios adaptados para la ocasión, funciona ahora la base principal de la Diviac. Al frente hay un chifa y al lado, un colegio: el transeúnte promedio no imaginaría que tras esas paredes se organizan los golpes a los criminales más peligrosos del país.

El primer operativo, en octubre del 2016, fue contra Los Sanguinarios del Sur. Esta banda la encabezaba Jimmy Morales Orihuela, conocido como ‘La Bestia’, apodo que se ganó por su brutal costumbre de enviar videos de personas torturadas a sus familiares. Fueron detenidas 23 personas. Cuando se allanó el escondite de estos delincuentes, se encontraron cuadros de gran tamaño con la imagen de Tony Montana, personaje principal de “Caracortada”. Esta banda tenía una muy clara jerarquía de mando que incluía desde un jefe hasta sicarios.

Desde octubre del 2016 hasta estos días, la Diviac ha realizado 66 operativos policiales en varias ciudades. El último de estos se llevó a cabo días atrás en la costa ancashina. El suboficial de la Diviac que investigó a Los Intocables de Chimbote explica que el caso nació en agosto de este año, cuando un empresario del sector inmobiliario comenzó a ser hostilizado y extorsionado por ‘Wino’ y sus lugartenientes. El empresario grabó conversaciones, anotó nombres y números de teléfono. Cuando se animó a denunciar el hecho, acudió directamente a la Diviac.

La madrugada del 28 de diciembre, detrás de esos muros con entusiastas eslóganes electorales, diversos grupos de policías enrumbaban por las empinadas calles del barrio de San Pedro, que en realidad todos conocen como las favelas de Chimbote. Agentes de inteligencia que trabajan en esta ciudad aseguran que nunca antes la policía había incursionado en el corazón chimbotano del crimen. Fueron detenidas 17 personas. Además se incautaron celulares, dinero, armas de fuego y hasta una granada de guerra. Simples delincuentes no eran.

Otra razón por la que eran conocidos como intocables es porque tenían quién los ayude: de los 17 detenidos, cuatro son policías en actividad que trabajaban en comisarías o en unidades de investigación. Tuvieron que ser otros policías –los de la Diviac– los que rompieran ese perverso círculo de impunidad.

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