“Todos los casos son terribles, no hay uno que no te llame la atención”, señala Ania Rabines Chávez, responsable del albergue. (Foto: Laura Urbina)
“Todos los casos son terribles, no hay uno que no te llame la atención”, señala Ania Rabines Chávez, responsable del albergue. (Foto: Laura Urbina)
Laura Urbina

La de la "Casa Refugio de la Mujer de Chimbote", en Áncash, que se convirtió en un hogar temporal para varias mujeres violentadas, como el caso de una ciudadana española que era maltratada por su pareja sentimental.

Ella buscó ayuda debido a los golpes e insultos que le propinaba el hombre, quien era consumidor de drogas y estaba involucrado en una organización dedicada a la trata de personas.

Cuando pudo tramitar sus documentos y obtener dinero, gracias a la ayuda de sus cuidadores, regresó a Europa para reencontrarse con su familia y rehacer su vida.

La "Casa Refugio de la Mujer" de la Municipalidad Provincial del Santa ha asistido a 85 mujeres en lo que va del año, entre ellas adultas, niñas y adolescentes de Chimbote, Nuevo Chimbote, Cabana, Sihuas, y también a ciudadanas extranjeras de España, Venezuela y Argentina.

Ahora, alberga a 11 mujeres que han sufrido maltratos físicos, psicológicos y sexuales por sus parejas o parientes. “Todos los casos son terribles, no hay uno que no te llame la atención”, señala Ania Rabines Chávez, responsable del albergue.

Ella comenta que cuenta con un equipo multidisciplinario integrado por un abogado, una psicóloga y una promotora social para asistir a las víctimas. “En la Casa de la Mujer los profesionales buscan que las víctimas vuelvan a valorarse y a quererse y vuelvan a rehacer sus vidas”, comenta.

Rabines explica que la "Casa Refugio de la Mujer" es un albergue temporal para las víctimas de la violencia. Atiende a mujeres de cualquier edad y a varones desde los 0 hasta los 12 años. “La casa refugio es un apoyo para el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Demuna, el Centro de Emergencia Mujer. Todas llegan aquí por un mandato judicial tras una denuncia de violencia y como medida de protección las envían aquí para que sus agresores no sigan agrediéndolas”, explica la funcionaria. En el albergue pueden quedarse seis meses, luego tienen que afrontar una nueva vida.

Ellas reciben atención psicológica, médica y son alimentadas. “Aquí le damos toda la protección que necesitan, reciben sus alimentos y atención psicológica. Le damos el tiempo para que ellas encuentren un lugar o busquen a sus familiares. La idea es que recuperen su tranquilidad", anota.

Cuando llegan al albergue, a las víctimas se les aparta de su celular y de cualquier medio que pudiese mantenerlas en contacto con el agresor. No deben comunicarse ni con familiares de este ni con sus abogados. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp) en la provincia del Santa ha atendido 1.635 denuncias en lo que va del año.

Solo en la región Áncash se han reportado cinco feminicidios y 11 tentativas. Uno de esos casos es el de dos niñas que eran golpeadas por su padre. En el colegio descubrieron que las menores eran maltratadas y denunciaron el caso ante las autoridades. Ahora, su madre, que también está refugiada, lucha para conseguir la patria potestad a fin de que el agresor no se las lleve a otra ciudad.

-La mayoría regresa con su agresor-
El año pasado, una mujer y su hija de tres años escaparon del albergue. Ella lanzó a su pequeña del segundo piso y, cuando iba a huir junto a su agresor, fue descubierta por sus cuidadores. Su pareja la había persuadido de retomar la relación pese a los maltratos.

Rabines Chávez señala que la mayoría de las refugiadas regresa con su agresor. “Son pocas que rehacen sus vidas; que deciden emprender una nueva vida con sus hijos y se dedican a trabajar lejos de su verdugo”, lamenta. 

Rosa era una mujer maltratada por su esposo, un motorista pesquero. Ella y sus hijos se albergaron ahí porque su hogar se había vuelto un infierno. Cuando finalizó la medida de protección, decidió nunca más regresar con el padre de sus niños. Ahora ha conseguido una nueva casa y con ayuda de sus hijos han conseguido vivir libres de la violencia.

-Dato-
Esta institución ha creado brigadas estudiantiles y universitarias contra la violencia. Al menos 154 alumnos de seis colegios privados y públicos del distrito de Nuevo Chimbote se han sumado a la lucha. Otros 200 jóvenes de la Universidad Cásar Vallejo, Universidad San Pedro y Universidad Nacional Del Santa también forman parte del voluntariado.

MÁS DE PERÚ

Contenido sugerido

Contenido GEC