Las recientes lluvias caídas semanas atrás en San Martín estarían relacionadas con el fenómeno de La Niña (Foto: Hugo Anteparra)
Las recientes lluvias caídas semanas atrás en San Martín estarían relacionadas con el fenómeno de La Niña (Foto: Hugo Anteparra)
Jorge Falen

Luego de las lluvias e inundaciones causadas en el 2017 por El Niño costero que golpearon el norte del país, este año se inició con los posibles efectos de su contraparte: el fenómeno de La Niña.

Este evento climático se caracteriza por el enfriamiento de la superficie marina en el Pacífico central, lo que condiciona la presencia de precipitaciones en las zonas altoandinas y la selva. Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), las lluvias más intensas de las últimas semanas se han sentido en Cajamarca, San Martín, Huánuco, Ucayali y Arequipa.

El panorama climático actual ofrecería un entorno más complejo hacia abril. Grinia Ávalos, subdirectora de predicción climática del Senamhi, señaló que, si bien La Niña aún mantiene la temperatura del mar peruano por debajo de su valor normal (entre 18 °C y
20 °C), el enfriamiento –iniciado en octubre– se debilitaría conforme avance el verano. Esto podría provocar lluvias en zonas afectadas por El Niño costero (Tumbes y Piura), aunque con menor intensidad.

Ante tal escenario, los gobiernos regionales y las municipalidades, actores básicos en la mitigación de riesgos, reportaron niveles bajos de ejecución del programa del presupuesto asignado para reducir la vulnerabilidad y atender las emergencias por desastres.

Gasto insuficiente
Según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la baja ejecución presupuestal ante los desastres es más acentuada en algunas localidades afectadas por El Niño costero, que además son vulnerables frente a la posible presencia de lluvias (aunque sean leves) en las próximas semanas.

En el ámbito de los gobiernos regionales, Ica (89,3%) y La Libertad (87,7%) encabezaron la eficiencia de gasto. Sin embargo, Áncash, Lambayeque y Piura ejecutaron apenas el 63,3%, 59,8% y 27,6% de su presupuesto para desastres, respectivamente.

Por otro lado, los municipios de las regiones Ica, Piura y La Libertad ejecutaron menos que el promedio de los gobiernos locales del país, que alcanzó el 76%. En tanto, las provincias de Piura y Trujillo, y los distritos de El Porvenir, Huanchaco o Laredo gastaron menos de la mitad de lo presupuestado en este rubro.


Tema de fondo
La partida para reducir la vulnerabilidad del país ante desastres naturales para este año asciende a S/887 millones. Si bien este monto es superior al previsto a inicios del 2017 (S/748 millones), es el segundo más bajo de los últimos cuatro años, y representa un 30% menos del máximo registrado en el 2015, cuando se anticipó un fenómeno de El Niño (S/1.028 millones).

Gilberto Romero, presidente del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes), señaló que la inversión en este rubro, además de ser escasa (equivale al 0,6% el presupuesto nacional vigente), se usa principalmente en actividades preparativas frente a emergencias, que corresponden a una gestión reactiva, en lugar de reducir la vulnerabilidad, que requiere inversiones más costosas y estudios técnicos más amplios.

El especialista añadió que también se debe tomar en cuenta la alta variabilidad de la inversión para prevención frente a desastres. “En los últimos años, la cantidad de recursos asignados a este pliego ha estado solo en función a las posibilidades de que se reporte un fenómeno de El Niño, en vez de atender los planes estratégicos”, opinó Romero.

Esto se reflejó en la diferencia observada entre el presupuesto institucional de apertura (PIA) y el modificado (PIM). Este último fue 2,5 veces mayor que el primero durante el 2017. Por ejemplo, en Piura, la partida para prevención de desastres aumentó significativamente de S/18 millones a S/259 millones.

El gobernador de esta región, Reynaldo Hilbck, afirmó que, si bien la ejecución de este rubro es baja en Piura (27,6%), se debe tomar en cuenta el monto ya comprometido para la implementación de las obras, que a finales del año pasado bordeaba el 90% de su PIM.

“La ejecución demoró porque los proyectos empezaron hacia junio pasado. El proceso de inversión implica una licitación que demora 60 días, la elaboración del expediente técnico toma 15 y su aprobación otros 15. Actualmente, todas las actividades han sido adjudicadas y están por iniciarse”, detalló Hilbck.

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