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Arequipa: el desastre en el distrito de Bella Unión
Enrique Vera

En Bella Unión, uno de los distritos de la provincia de Caravelí (Arequipa) con más daños tras el sismo de 6,8 grados registrado la madrugada del domingo, la mayoría de vecinos casi no ha dormido por temor. Ayer, mientras personal de Defensa Civil evaluaba la condición en que quedaron los predios, hasta seis réplicas del sismo fueron registradas.

Según información del Gobierno Regional de Arequipa, 213 casas resultaron afectadas en esta jurisdicción, 74 de las cuales son ahora inhabitables. Desde las 4:18 a.m. del domingo, cuando se produjo el remezón, algunas familias permanecen afuera de sus viviendas o pernoctan cerca de las puertas que dan a la calle.

Bella Unión está ubicado a la altura del kilómetro 536 de la carretera Panamericana Sur y alberga a casi 3 mil pobladores dedicados, principalmente, al cultivo de aceitunas. Su territorio se divide entre extensos sembríos, y unas 40 juntas vecinales y caseríos donde hay tantas casas de adobe como de material noble.

Una de las zonas de mayor destrucción es la junta vecinal Isidro Labrador, situada en el corazón de Bella Unión. Allí, por ejemplo, la casa de don José Luis Gutiérrez quedó en escombros, por lo cual él y sus familiares tuvieron que ser evacuados de emergencia. Sin embargo, propietarios de otros predios de ese sector, donde se produjo el desplome de techos y paredes, se niegan a abandonar sus pertenencias y esperan ayuda en medio de lo que les dejó el desastre.

En el mismo sector, a solo media cuadra de la vivienda de la familia Gutiérrez, doña Brígida Colca mira su casa de tres pisos y dice acongojada: “Voy a tener que demolerla”. El sismo agrietó todos los muros del primer piso del edificio y ahora permanecer allí es un riesgo de vida. Cuando se produjo el movimiento telúrico, ella no dormía en el lugar pero sí un grupo de albañiles a los que daba hospedaje.

“Salimos despavoridos cuando sentimos que las paredes crujían mientras todo lo que estaba en alacenas o reposteros se venía abajo”, dijo uno de ellos a El Comercio. Ahora los obreros pasan la noche en colchones que han acercado a la puerta del local, ubicado en la avenida Miguel Grau, la principal de Bella Unión. “No tenemos a dónde ir. Nadie aquí tiene a dónde irse”, lamenta.

No solo se trata de construcciones endebles las que tuvieron daños. En la plaza de armas también cayó el techo de la iglesia del distrito; y cerca de allí, algunas paredes de la institución educativa primaria Francisco Flores también se derrumbaron. En la junta vecinal Santa Rosa, colapsó, además, parte de la azotea de un hotel de cuatro pisos que estaba a punto de ser inaugurado. Los muros de este inmueble están hoy con rajaduras, y destruidas las lunas de los nuevos ventanales y portones.

Sin embargo, el punto más crítico en todo Bella Unión es el Instituto de Educación Superior Tecnológico Público Peruano-Español, situado en la junta vecinal La Capilla. Baños, aulas, almacenes, así como la administración y secretaría de este local, construido el 2002, se desmoronaron y han dejado un panorama por demás ruinoso. Las paredes y techos que no llegaron a caer presentan ahora grietas y desniveles, lo cual obligaría a que unos 180 estudiantes de Fruticultura y Olivocultura sean derivados a otros locales para reiniciar en febrero sus actividades académicas, según precisó a este Diario el ingeniero Carlos Vizcarra, jefe de producción del instituto.

Para hoy, el ministro de Defensa, Jorge Kisic, anunció la entrega de módulos de vivienda temporales a las más de 200 familias damnificadas en Bella Unión. Se trata de unas 300 carpas donde los afectados podrían pernoctar con mayor seguridad. Ayer no hubo luz durante gran parte del día en este distrito arequipeño, y ello implica otro riesgo ante posibles robos aun en medio de la emergencia.

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