(Foto: Zenaida Condori)
(Foto: Zenaida Condori)
Zenaida Condori

Desde hace 10 años Isaías Ramírez recibe flores, tarjetas y poemas en el Día de la Madre. Así como hay madres solteras que han asumido con éxito el rol de padre para sus hijos, también hay padres que ejercen el rol de madre y, contra todo estereotipo, sacan adelante a sus hijos.

En abril de 2009, María Angélica, de 35 años, falleció producto de un cáncer. Cuando le detectaron el mal ya era muy tarde y su última voluntad fue que sus tres hijos (Luz Marina, de 8; Fernando, de 5; y Marilúz, de 3 años) se quedaran con su padre. A él le hizo jurar que sea fuerte y que saque adelante a sus niños. 

Han pasado 10 años y Ramírez recuerda aquel juramento como si fuera ayer. No se ha vuelto a casar, se dedica por completo a sus hijos y con orgullo dice que es un padre soltero de una universitaria y dos estudiantes del nivel secundario. Mientras le da de comer a los caballos que cuida en club hípico donde trabaja hace 11 años, recuerda los momentos buenos y malos que pasó.

“El día que ella se fue yo sentía que también me moría. Tenía mucho dolor en el pecho porque si hubiera tenido dinero quizá se habría salvado. A solas he llorado de amargura y quizá me hubiera perdido en la bebida, pero le juré a mi esposa que cuidaría a los niños. Eran pequeñitos y no entendían lo que pasaba”, cuenta Isaías. 

Tres años le tomó hacer entender a sus hijos que su mamá ya no volvería. La frase que más escuchó durante ese tiempo fue “¿Papá dónde está mamá?”. Al inicio daba un sin fin de explicaciones, pero cuando se le acabaron las respuestas ante la pregunta solo callaba y cambiaba de tema. 

-Padre soltero-

Isaías tenía que dejar su dolor a un lado y mostrar su mejor cara a sus hijos. Se levantaba a las tres de la mañana para hacer el desayuno y el almuerzo. No era tan bueno como su esposa en la cocina. Al principio los niños no terminaban su plato, querían la comida de mamá. Aprendió a encontrar la sazón de su esposa y su primera gran satisfacción fue ver a sus pequeños terminar toda su comida.

Le costó mucho aprender a peinar. Tenía dos niñas con las que demoraba en su cabello. Después se convirtió en experto: hacía una cola, media cola, dos colitas, una trenza, dos trenzas, varias trenzas. Siempre apurado, competía con el tiempo. Les cepillaba los dientes y los llevaba a la escuela, para luego ir al trabajo. 

Isaías Ramírez es caballerizo, tiene a su cuidado siete hermosos caballos de equitación. Él se encarga de su alimentación y de su cuidado. Los baña, los acicala, mantiene limpio su corral y es su cuidante durante las noches. Vive con sus hijos en una pequeña casita cerca del corral de los caballos en el interior del club, en el distrito de Socabaya, en Arequipa.

Al terminar su jornada, Ramírez iba a recoger a sus hijos a la escuela. Durante la primaria ellos estudiaron en la Institución Educativa Galo Peruano, donde, gracias apoyo del estado francés, podían cuidar a sus hijos hasta las 5 p.m. Todas las tardes, regresaban los cuatro a su casa, comían y hacían las tareas. 

-Labores de hogar-

A pesar de que llegaba cansado del trabajo, Isaías siempre estaba entusiasta para hacer con sus hijos las tareas. Él apenas terminó la primaria. Por eso había tareas que no entendía; con el tiempo, en vez enseñar, muchas veces terminaba aprendiendo. Dice que si hubiera tenido estudios, quizá habría tenido más dinero para pagar el tratamiento de su esposa.

Luego de las tareas, cenaba con sus hijos, los aseaba y los acostaba. Él terminaba de limpiar y cada noche lavaba ropa. “Los tres ensuciaban un montón. Todo lavaba a mano. No tenían ropas nuevas, pero siempre estaban limpios. Así le gustaba a mi esposa”, cuenta con cierto orgullo. 

Los fines de semana, luego de terminar su trabajo, iban al Parque Selva Alegre para que se distraigan y jueguen, todo lo hacía como su esposa le había enseñado. El Día de la Madre y las navidades eran los momentos más tristes para sus hijos, pero el tiempo borró el dolor y ahora ellos recuerdan con cariño a su mamá. En el Día de la Madre, Isaías es el que recibe el agasajo. 

-¿Ha pensado en volver a tener pareja?-

“Sí, he pensado en una pareja, en una nueva compañera, pero más me importaron mis hijos. Si yo buscaba pareja era como estar poniendo a un lado a mis hijos. No sé si hubiera encontrado una mujer que quiera a mis tres hijos como suyos. Lo más importante son ellos, no yo”, agrega.

Ahora, después de 10 años, las responsabilidades son más ligeras. Su hija mayor está estudiando Administración de Empresas, el segundo está terminando el colegio y quiere ser abogado y la tercera está en primero de secundaria. Sabe que está a mitad de camino de la promesa que le hizo a su esposa: sacar profesionales a sus hijos.

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