Carlos Mario Rodríguez está al frente de la hacienda Alsacia, en Costa Rica, que es la única finca productora de café de Starbucks. Es un lugar estratégico para realizar investigaciones científicas sobre el grano. (Grupo Nación)
Carlos Mario Rodríguez está al frente de la hacienda Alsacia, en Costa Rica, que es la única finca productora de café de Starbucks. Es un lugar estratégico para realizar investigaciones científicas sobre el grano. (Grupo Nación)
Norka Peralta Liñán

Carlos Mario Rodríguez llegó a Lima el domingo 7 y, sin perder tiempo, partió hacia Jaén, en Cajamarca. Pero debe retornar a la capital, ya que el viernes 12 disertará en la y hará un anuncio importante para el peruano, aquejado por la plaga de la roya y los bajos precios.

—¿En qué consiste su puesto en ?
Dirijo las ocho oficinas de agronomía que la marca tiene en Ruanda, Etiopía, Tanzania, China, Indonesia, México, Costa Rica y Colombia. A través de estas oficinas damos apoyo técnico a los agricultores para aumentar su productividad y calidad. También tengo a cargo la hacienda Alsacia, la única finca productora de café que la empresa tiene. De las 240 hectáreas de su área total, tenemos diez dedicadas a la investigación. Allí, desde el 2013, desarrollamos un programa de mejoramiento y selección de variedades de café con alta productividad y resistencia a la roya [plaga que afecta a los cultivos de café en todo el mundo].

—¿Qué logros han tenido sus investigaciones?
Actualmente tenemos 17 variedades que nos sirven para diferentes zonas, alturas y suelos. La política de la corporación ha sido donar las semillas de estas variedades y apoyar al cafetalero independientemente de si nos vende café o no.

—¿El Perú es favorecido por esta política?
Tenemos convenios con Guatemala, México, Costa Rica y estamos por firmar uno con Tanzania. Con el Perú, no tenemos convenio, pero siento que la Expo Café puede ser la plataforma perfecta para firmar uno. Eso depende de ustedes porque existe la anuencia de Starbucks y de Costa Rica de compartir semillas de algunas variedades con el Gobierno Peruano y los productores.

—¿Por qué solo visitó Jaén?
Por razones de tiempo me quise enfocar en esta oportunidad en el norte, pero considero que el Perú tiene un gran potencial en sus diferentes zonas cafetaleras. En Jaén tuvimos reuniones con proveedores y cooperativas porque la zona cuenta con un nivel de producción importante para la empresa, pero eso no descarta que podamos coordinar visitas a otros lugares.

—La roya es un verdadero flagelo para los cafetaleros en el mundo. ¿Por qué no se la puede erradicar?
Es un patógeno con alta capacidad de mutar en razas nuevas. Por ejemplo, en Costa Rica era muy problemática en zonas bajas, de 900 o 1.000 metros de altura, pero en las zonas altas prácticamente no se le conocía. Sin embargo, hace algunos años, con el desarrollo de razas nuevas, el patógeno tuvo la capacidad de migrar a esas zonas y pasó a convertirse en un problema nacional.

—¿El cambio climático tiene relación con la roya?
El cambio climático está jugando un papel crítico en la generación de nuevas razas porque el patógeno se hace más resistente y agresivo para tener condiciones favorables de desarrollo y sigue avanzando hacia zonas altas. Pero si lo queremos ver en positivo, la epidemia ha logrado activar muchos recursos y organizar varios proyectos de investigación en el mundo que intercambian material genético. Esto ha sido favorable en cuanto el aumento de la productividad y la mejora de las prácticas en el cultivo del café. Obviamente la lucha no termina allí porque la roya es bien agresiva y no pierde tiempo.

—Frente a la sobreproducción mundial de café, ¿cómo se debe trabajar para tener un valor diferencial en los mercados?
El perfil de taza [término usado para referirse a las cualidades de un café especial] es fundamental porque hay una tendencia global a buscar cafés de calidad. Pero tiene que haber un balance porque no sirve mucho tener un café de excelente taza pero con una producción baja. Esto, por supuesto, no es para todos porque procesar buen café es un arte que hay que aprender y perfeccionar constantemente. No todos tienen la paciencia ni las cualidades para hacerlo, insistir en ello, sin estar preparado, puede ser la quiebra de una familia.

—Usted trabajó en el Instituto del Café de Costa Rica, que ha sido clave para el sector cafetalero de su país. ¿Por qué se fue a Starbucks?
Quería tener la oportunidad de ayudar a productores de diversos países. En Etiopía, por ejemplo, hemos trabajado haciendo parcelas demostrativas para que los productores aprendan a podar y renovar sus plantas. Es gratificante ver cómo han aumentado sus ingresos y mejorado sus condiciones de vida. De eso, finalmente, trata el café.

Carlos Mario Rodríguez

Director global de Agronomía de Starbucks

Tengo 57 años, nací en Costa Rica y provengo de una familia vinculada al cultivo del café y la caña de azúcar. Soy agrónomo y desde el 2004 trabajo en Starbucks. Entre mis funciones está dirigir el desarrollo de variedades de café resistentes a plagas.

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