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Chosica: afectados por huaicos siguen sin agua potable - 2
Juan Guillermo Lara

Desde hace más de dos meses, Gladys Ayras se levanta diariamente a las 5:00 a.m. Carga el par de baldes que tiene al lado de su puerta y sale de casa. Camina un kilómetro hasta el único punto de recolección de agua, un acceso ilegal que sus vecinos se han visto obligados a abrir de una tubería de agua potable.

“Desde que comenzaron los huaicos, tenemos poca o nada de agua en nuestras casas. Debo bajar de tres a cuatro veces por día hasta aquí, donde hay una tubería. Vamos caminando, luego las motos cobran hasta seis soles para subir con los baldes, pero tenemos que pagar si queremos agua”, dice Ayras.

Pese a que la naturaleza calmó su furia, Gladys y otras 28.000 personas de continúan sufriendo los estragos de la emergencia. Ellas viven en la zona conocida como Cuatro Pueblos, que reúne los centros poblados de San Antonio El Pedregal, San Miguel, Sierra Limeña y Nicolás de Piérola, ubicados en la quebrada de Quirio. Todos viven sin agua desde febrero.

“Tenemos reuniones con las autoridades, pero no nos dicen cuándo se repondrá el servicio. Nos dijeron que sería en mayo y ahora dicen que recién será entre fines de junio o julio. ¿Cómo vamos a vivir así?”, dice Ayras.

Este es el panorama habitual en Quirio: decenas de personas reuniendo la poca agua que pueden obtener. (Alonso Chero / El Comercio)

El agua que solía llegar a los vecinos provenía de la planta hidroeléctrica de Moyopampa de Enel (antes Edegel), pero debido a los primeros huaicos esta dejó de funcionar. “Los deslizamientos afectaron la zona y pusieron fuera de servicio la central hidroeléctrica. Al no operar la central, no fue posible seguir derivando agua hacia los centros poblados”, dijo Enel en un comunicado.

Esta situación ha originado el incremento de casos de enfermedades gastrointestinales y en la piel, principalmente en los menores de edad. Peor aun, la falta de agua también representa un problema para los dos centros médicos que hay en la zona.

“Ahora por la carencia del servicio tenemos dos problemas críticos: más casos de problemas renales, incluso en niños, gastrointestinales y a nivel de dermis; y un déficit en las muestras de laboratorio porque estas se realizan a base de agua que no hay”, indica el doctor Kleber Llacza, encargado del centro médico de Nicolás de Piérola.

Aunque la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y Defensa Civil han recomendado que los centros poblados de Quirio sean reubicados fuera del cauce natural del huaico, cada año se incrementa la riesgosa ocupación de las laderas de la quebrada, que se inició hace más de 40 años. A este problema se suma la inacción de la autoridad municipal. En vez de retirarlos de la zona, ha seguido construyendo pistas y veredas, con lo cual ha legitimado lo que en un principio fue una invasión.

—Racionamiento—
Para mitigar el desabastecimiento del recurso en la zona, la Municipalidad de Chosica, Enel y el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Perú (CBVDP) envían unas 12 cisternas de agua por día. Los dirigentes tratan de priorizar los colegios y centros médicos, pero por lo menos se necesitan unas diez cisternas más para asistir a toda la población, según Sergio de la Cruz Panta, coordinador de Nicolás de Piérola.

Debido a la necesidad por contar con el recurso, estas quebradas son ahora un camino habitual de los vendedores de agua no autorizados que encontraron en la crisis una oportunidad para aprovecharse económicamente. Según los vecinos, por llenar un tanque de 1.000 litros antes cobraban S/15 y ahora lo hacen por S/40. El tanque de 2.500 litros pasó de costar entre S/30 y S/80, mientras que una cisterna completa subió de S/140 hasta S/400.

“No sabemos de dónde traen el agua. Muchos han denunciado que hay hasta gusanos, por eso se pide a los vecinos que no compren a los piratas, pero ante la falta de agua se juntan entre varios para comprar”, indica De la Cruz.

—Una vida sin agua potable—
El doctor Kleber Llacza agrega que el agua que llegaba a los hogares de la quebrada antes de los huaicos tampoco era apta para el consumo humano, por lo que ya era riesgoso que incluso se lavaran los cubiertos y platos con ella.

El agua que consumían habitualmente los 28.000 pobladores es de riego, otorgada gratuitamente por un convenio entre el Ministerio de Agricultura y Enel fechado en 1996.

Según el convenio, los propios vecinos estaban a cargo de la conducción, almacenamiento y desinfección del recurso.

Para desinfectarla, hace unos años ellos crearon la Unión de Trabajo por el Agua Potable Pachacútec (Utapp). Sus dirigentes se comprometieron a construir una pequeña planta que desinfecte el agua, razón por la que se les cobra a los vecinos cuatro soles al mes. Las obras no se han ejecutado.

“Se hace un cobro mensual por la instalación de agua y 0,50 se va para gastos de gestión de proyectos y elaboración de trámites. Según el estatuto, nosotros administramos los fondos, pero los ex dirigentes los tomaron como recursos propios. Ha existido malversación de fondos”, asegura la secretaria de la Utapp, Karen Rocha.

Para el alcalde de Chosica, Luis Bueno, la Utapp debe encargarse de tener un plan alterno para estas ocasiones. “La organización comunal cobra, distribuye y corta el agua desde hace más de treinta y tantos años. ¿Qué hacen con el dinero que cobran a los vecinos?”, aduce.

MINAGRI COBRARÍA POR AGUA DE REBOSE
El doctor Kleber Llacza, del centro médico de Nicolás de Piérola, asegura que el agua que recibían las casi 30 mil personas en la quebrada de Quirio contiene residuos fecales y agentes minerales, por lo que no es apta para el consumo.

Pese a ello, el Ministerio de Agricultura cobra anualmente a la Unión de Trabajo por el Agua Potable Pachacútec (Utapp) una retribución por concepto de uso de agua superficial con fines no agrarios.

En el 2014, el monto cobrado fue de S/32.740, según un documento al que accedió El Comercio.

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