Ecodunas Huacachina limpia el desierto que rodea al oasis iqueño desde marzo del 2017. Sus voluntarios son, en su mayoría, turistas extranjeros. (Video: Carlos Hidalgo, Bryan Albornoz / El Comercio)
Luis García Bendezú

En algún momento el paisaje debió ser espléndido. Una enorme llanura de médanos dorados que se extendía hasta donde llegaba la vista. Hoy, sin embargo, el desierto que rodea a la laguna de Huacachina, en la región Ica, está plagado de basura. Entre la arena ruedan centenares de bolsas, botellas de plástico, tecnopor y hasta pañales usados. Por eso, desde marzo del año pasado, una asociación de voluntarios decidió hacer algo por restituir al entorno del oasis su belleza original.

Ecodunas Huacachina organiza cada semana al menos dos jornadas de limpieza en el desierto. Según comenta Augusto Vera-Rebollar, quien coordina las campañas, casi todos sus voluntarios son turistas extranjeros jóvenes. Ellos no tienen que ir muy lejos para encontrar basura. A un kilómetro y medio de Huacachina se extiende el asentamiento humano Tierra Prometida que se creó en Ica tras las inundaciones de 1998. El Comercio constató que –a falta de servicio municipal de recojo de basura- muchos vecinos arrojan sus desperdicios directamente al desierto. Cuando se forman grandes montículos, se suele prender fuego a los residuos.

Pero no solo los vecinos de Tierra Prometida generan la contaminación que afecta a Huacachina. Los terrenos desérticos que se extienden al oeste de Ica son usados como botaderos por decenas de basureros informales. En triciclos, estos trabajadores recogen los desperdicios de las urbanizaciones iqueñas cuando no circulan los camiones recolectores. Cuando sus triciclos están llenos, los conducen hasta la Tierra Prometida para arrojar ahí su carga impunemente.

“Es un problema grande, la basura vuela por el desierto y llega hasta Huacachina. Aquí hay bolsas, vidrios, latas y muchos pañales regados por ahí”, lamenta Augusto quien invitó a El Comercio a una de sus jornadas de limpieza. 

Ahí encontramos a los ciudadanos británicos George Parker y Yasmin Ahmed quienes se enfundaron unos guantes para limpiar la basura que generan los iqueños. Según comentaron, ellos llegaron a Huacachina gracias a los servicios de Workaway, una plataforma que ofrece estancias en el extranjero a sus miembros. En solo unos minutos, George y Yasmin llenaron un costal con plásticos de un botadero próximo a Tierra Prometida.

En Tierra Prometida, en Ica, hay un grave problema de contaminación. El Comercio captó esta imagen ahí en julio del año pasado. (Foto: Lino Chipana / El Comercio)
En Tierra Prometida, en Ica, hay un grave problema de contaminación. El Comercio captó esta imagen ahí en julio del año pasado. (Foto: Lino Chipana / El Comercio)

Ecodunas Huacachina anuncia sus jornadas de limpieza a través de su página de que ya tiene más de 4 mil seguidores. La organización acoge con los brazos abiertos a los voluntarios que quieran poner –o limpiar- su grano de arena.

Contenido sugerido

Contenido GEC