(Foto: Mininter)
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Enrique Vera

El cadáver de Víctor Perales Pariona apareció a fines de setiembre del 2015 en un socavón de la mina Llipa, en el distrito Los Aquijes, al Este de Ica. La policía lo halló tendido boca abajo y, entonces, lo registró como un NN. Tenía dos orificios de bala en el cráneo, las manos engrilletadas y distintas laceraciones impregnadas, por lo menos, desde hacía cuatro meses. En abril del 2016 un equipo forense de la fiscalía confirmó la identidad.

En sus últimos días, Víctor Perales buscaba con desesperación reunir varios miles de soles para reembolsar parte del dinero que no había devuelto a Jimmy Álvarez Orihuela, alias ‘La Bestia’, cabecilla de la brutal organización criminal que mantenía en vilo a comerciantes y empresarios de Ica: ‘Los sanguinarios del Sur’.

Eran 25 delincuentes jerarquizados entre mandos altos, medios y asesinos a sueldo, que vivían de la extorsión. El terror que esparcían en los distritos de Parcona, La Tinguiña, San Juan Bautista y Subtanjalla, obligaba a dueños de restaurantes, colegios y gimnasios, a pagar mensualmente entre S/10 mil y S/50 mil para no morir acribillados.

Todo lo maquinaban en el gimnasio UFC Gym, que administraba Jimmy Álvarez y servía como fachada para lavar el dinero acopiado. Cuando ‘La Bestia’ consiguió someter a los más importantes comercios de la ciudad, tuvo que despistar a las autoridades creando distintas empresas fantasmas. En varias, incluso, Perales figuraba como gerente. Además, cobraba las extorsiones, y efectuaba los movimientos bancarios que su socio le encomendaba. Pero la desaparición de S/212 mil de una cuenta usada por la mafia rompió esa fidelidad.

Las advertencias de muerte que fluctuaban entre decenas de negociantes sureños, se trasladaron al núcleo mismo de la banda. El ex hombre de confianza de ‘La Bestia’ aseguraba que solo había tomado S/12 mil; y acaso arropado en la amistad que tenían, no dejó su casa del distrito de Marcona. De allí los sicarios del cabecilla lo sacaron a golpes. Su primer cautiverio empezó el 28 de noviembre del 2014. Una semana después, con el rostro y la cabeza partidos, sería liberado en la playa Yanyerina para que recupere el monto y lo devuelva. Sin posibilidad de cumplir la advertencia, escapó a Lima.


Las torturas a Víctor Perales fueros enviadas en video a su familia.

Las torturas a Víctor Perales fueros enviadas en video a su familia.

¿Qué podría resultar inverosímil en una organización dispuesta a todo por dinero? Casi nada. Sin rastros del ex testaferro, ‘La Bestia’ ordenó a su pareja y lugarteniente, Stefanía Colán Pineda, denunciar a Víctor Perales ante la comisaría de La Tinguiña por el robo de US$100 mil. Así, no fue esta vez la gavilla de matones tras sus pasos, sino la Policía que lo atrapó durante una redada en la capital. En Ica, un juez le dictó comparecencia restringida y, con ello, quedó obligado a firmar cada mes en el juzgado del distrito de Parcona.

La banda esperó que Perales asista a su primera firma. No había caminado más de una cuadra tras salir del local, cuando el cañón de un arma con silenciador lo obligó a entrar en una camioneta de lunas polarizadas. El mismo Jimmy Álvarez condujo en seguida hacia las pampas de la mina Llipa. Era el 15 de febrero del 2015.

Los familiares del desaparecido recibirían en sus celulares, cada cierto tiempo, fotos y videos de las torturas a las que era sometido. Una serie de espantosos registros en que los ruegos por piedad del ex socio de Álvarez eran ahogados por golpes secos y repetidos. Mientras, también era ultrajado. La mafia buscaba así obtener la información que el secuestrado no daba del botín pese al sufrimiento extremo. Cuando nada les dio resultado, lo voltearon contra el piso y lo eliminaron de dos balazos.

Los embates contra sus parientes, sin embargo, continuaron. Víctor Perales padre fue raptado y masacrado en una chacra del distrito de Pachacútec. Allí mismo también lo dejaron maltrecho y con los días contados para que encuentre los S/212 mil. El hombre tenía trazado el mismo destino, pero la Policía encontró el cadáver de su hijo e inició las pesquisas. Ello quizá detuvo un aniquilamiento familiar progresivo. ‘La Bestia’ siguió operando y al parecer hizo a un lado esa oscura causa. Nunca se supo de la supuesta suma.

-Patrón criminal-

Pero la sangrienta estela que dejó este caso conllevó a un proceso de investigación sofisticado. Para inicios del 2016, personal de la Oficina de Investigaciones Especiales contra el Crimen Organizado (Ofiiecco) estableció que la forma cómo ‘Los sanguinarios del sur’ habían aterrado a los negociantes iqueños, tenía el mismo nivel de ruindad perpetrado en el secuestro de Perales. Su caso fue un ejemplo de manual.

Todo comerciante identificado como potencial pagador recibía primero llamadas y mensajes cargados de imprecaciones. Después, videos de sus fotos familiares rodeadas por balas o un fusil; y finamente, de atroces aniquilamientos. En paralelo, los locales de quienes desatendían las intimidaciones eran dinamitados. Ica era una ciudad estremecida. Las amenazas y cobros se extendían, incluso, a comercios menores como boticas, ferreterías o bodegas. Calles enteras ocupadas por este tipo de tiendas estaban tomadas por el brazo criminal de ‘La Bestia’. Y aun si este consumaba sus advertencias, las familias de los fallecidos seguían siendo blanco de chantajes.

Esto le ocurrió a Jorge Luis Custodio Chira, un empresario transportista, de 47 años, al que le exigían S/30 mil para no atentar contra sus parientes cercanos. No respondió ninguna comunicación. El 2 de marzo del 2015, su hermano Walter recibiría 11 balazos en el tórax cuando salía de su domicilio, en la urbanización San Joaquín. No saciados, los asesinos le dejaron un mensaje más puntual al transportista: si no entregaba la suma requerida, pagaría con la vida de sus hijos.

La misma cantidad se negaba a entregar el comerciante de pecanas y menestras Carlos Alberto Arotinco Castro, de 45 años. El 28 de marzo pasado, cuando estaba con una mujer en un bar del pasaje Micaela Bastidas, en Parcona, dos encapuchados lo ultimaron de cuatro balazos. Los días sucesivos, las extorsiones, grabadas en medio del fuego que fulminó al negociante, fueron dirigidas hacia Jorge Luis Arotinco, su sobrino, y a Olga Arotinco Castro, su hermana. Ni el peor baño de sangre los hacía desistir.

A Edwin Cabrera Luna, de 46 años, dueño del gimnasio Olympia, le enviaron una foto del baño de su local. En primer plano había un explosivo y detrás, el mensaje a puño y letra: “Vamos a volar tu edificio”. Cuando Cabrera llamó a sus empleados para advertir del artefacto, en el gimnasio ya había prendido el pánico.

Dos fotografías más le llegaron horas después. Eran imágenes familiares a las que los delincuentes habían añadido un subfusil Mini Uzi. Todo esta era también parte de un video que le fue enviado. Ignoró las amenazas y al pasar los días creyó, incluso, haber eludido la mira criminal. El 18 de enero del 2016, su esposa lo llamó llorando: el gimnasio había quedado en escombros por una descarga de explosivos.

En dos años, más de 100 negocios y unos 60 comerciantes fueron extorsionados de esta manera en Ica. Al menos diez de estos murieron baleados. Los mensajes que 'La Bestia' enviaban partían de seis teléfonos y tenían al final siempre un sello distintivo: 'Tony Montana'. Para Jimmy Álvarez, el delincuente de vida licenciosa en la película ‘Scarface’ era una obsesión. La misma codicia, el mismo apetito por extender sus tentáculos hasta saberse inexpugnable y controlarlo todo.

-Engranaje de impunidad-

Cuando los agentes de la Offiecco ya estaban encaminados en la investigación, se percataron que las denuncias por cobros bajo amenazas de muerte habían disminuido notoriamente. Desde diciembre del 2015, el Departamento de Investigación Criminal de Ica (Depincri – Divicaj) casi no registraba un nuevo caso. Las matanzas y atentados a comercios, en tanto, eran cada vez más feroces.

La suboficial Nassia Fernanda Bendezú Carlos, de 20 años, fue identificada por los detectives como el contacto de ‘La Bestia’ en la Policía. Después de captarla, el delincuente habría conseguido insertarla en el Área de Extorsiones de la Depincri - Divicaj. La labor de Bendezú era informar al cabecilla cuáles de sus víctimas acudía a dar cuenta de los chantajes. Debía detallarle también cómo estaban vestidos los denunciantes y el momento exacto en qué salían de la sede policial.

En seguida, la voz del criminal volvía a tronar en sus teléfonos para advertirles que sabía bien lo que habían hecho. A qué hora en punto, y el color de las prendas que llevaban puestas. Redoblaba sus amenazas y conseguía que la acusación siempre sea retirada.

Todo accionaba por un engranaje de impunidad. Los casos reportados antes de que la suboficial Bendezú sea infiltrada, permanecían en el archivo fiscal. Lo mismo ocurría con las investigaciones iniciadas a unos cinco integrantes de la organización delictiva. Los peritos detectaron ahí que la jueza Brenda Mesías Gandarilla, ex fiscal de Parcona, tenía que ver con el siniestro estancamiento. Dos colaboradores eficaces pronto la reconocieron y sindicaron como pareja sentimental de Ismael Cornejo Uribe, alias ‘Ismael’, de 46 años, mando medio en el grupo criminal. Todo esto quedó establecido en el informe 04 -2016 –DIRNOP/OFIIECCO-EEI-ICA.

- 'Achirana Arrasadora 2016'-

El 16 de diciembre pasado, 800 agentes policiales y 40 fiscales pusieron en marcha la operación ‘Achirana Arrasadora 2016’ en distintos puntos de Ica, Lima, Callao, Trujillo y Chiclayo. Cuarenta y tres inmuebles fueron allanados y 18 integrantes de ‘Los sanguinarios del sur’ quedaron detenidos.

Jimmy Álvarez Orihuela ‘La Bestia’ y Stefanía Esmeralda Colán Pineda ‘Esmeralda’, administradora de la organización fueron sorprendidos dentro del gimnasio UFC Gym, en La Tinguiña. Esa suerte de macabro centro de operaciones donde Álvarez tenía un enorme cuadro con la imagen de ‘Tony Montana’, hecha de pintura al óleo. Empotrado en una pared, el lienzo servía como fondo para las reuniones en que se definían futuras víctimas y los modos de amendrentamientos.

La Policía encontró en ese lugar dos agendas cargadas de nombres e itinerarios al detalle, más los seis teléfonos celulares que usaba 'La Bestia'. De estos equipos serían extraídos los mensajes y videos extorsivos que desperdigó a mansalva en la zona este de Ica. Grabaciones y cientos de llamadas de coordinación con sus secuaces. Entre estas, 144 con la agente Nassia Bendezú.

Con la pareja, cayeron además Henry Hernández Medrano ‘La Mole’, Rubén Santos Huamaní Torres ‘Cholo Rubén’, Edwin Richard Urbina Almenara ‘Bronx’, Faustino Montoya Toledo ‘Chino’, Ismael Cornejo Uribe ‘Ismael’, Jhon Flores Abregú ‘Gordo Jhon’, Manuel Martínez Olidén ‘Orejón’, Edson Ccorizapra Arias ‘Yair’, Jan Pierre Casas Gala ‘JP’, Pedro Anicama Carlos ‘Pedrito’, Jorge Yarsca Rodríguez ‘Puma’, Juan Carlos Vigil Tipiani ‘Camión’, Rosa Pariona Cañaguaray ‘Rosita’ y Lilia Cristina Pariona Casias.

A todos, el Poder Judicial ha dictado 12 meses de prisión preventiva. La Policía ha incluido en su acusación a la suboficial Nassia Bendezú, mientras que el informe de la Primera Fiscalía Especializada en Criminalidad Organizada (Fecor) de Ica, en torno a la jueza Brenda Mesías, fue derivado a la fiscalía y Poder Judicial.

La banda habría acumulado en dos años de extorsiones unos S/15 millones, según se calcula. Algunos negocios que fueron cerrados en las zonas azotadas por la fiereza criminal, han vuelto a abrir. Aunque solo por horas. Otros siguen tapiados al terror de los sanguinarios remanentes. Han sido víctimas no solo los hombres baleados a quemarropa o cuyos negocios fueron, de pronto, escombros y tierra. También sus hijos, o hermanos. Vivos o muertos. Una población amilanada dos años por la barbarie.

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