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Asháninkas reciben el valioso aporte de 19 jóvenes alemanes - 5
Redacción EC

RAÚL MAYO FILIO

La lluvia, la distancia y los mosquitos no impidieron que 19 jóvenes alemanes, estudiantes de Arquitectura de la asháninkas en el .

Junto con otros 15 futuros arquitectos peruanos de diferentes ciudades, los extranjeros construyeron un local ecológico y multifuncional en la comunidad nativa de Alto Sondoveni, en el distrito de Río Negro, provincia de Satipo (Junín), lugar comprendido dentro del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

El local fue inaugurado esta semana durante una sencilla ceremonia en la que estuvo presente El Comercio. El jefe de la comunidad asháninka de Alto Sondoveni, Carlos Zárate Mariño, sostuvo que los jóvenes alemanes les dieron un gran ejemplo de solidaridad y les enseñaron a construir edificios ecológicos y resistentes.

(Foto: Raúl Mayo).

(Foto: Raúl Mayo)

“En adelante, aplicaremos el patrón de construcción que nos enseñaron los voluntarios. Además, ya no esperaremos a que el Estado lo haga todo; nosotros mismos podemos hacer postas médicas o colegios”, dijo.

Los trabajos duraron seis semanas. Los jóvenes alemanes y peruanos convivieron con los nativos e intercambiaron experiencias. Cuando les tocaba hacer turno en la obra de construcción, durmieron nada cómodos sobre pisos de madera, siguiendo la costumbre de los asháninkas; los otros días se alojaron en un búngalo de Satipo.

“Estamos algo cansados, pero entusiasmados porque hemos construido este importante local y a la vez los nativos nos han enseñado sus costumbres”, expresó la coordinadora de los alemanes, Marianne Trauten, quien agregó que los jóvenes europeos costearon sus pasajes y su alimentación.

(Foto: Raúl Mayo).

(Foto: Raúl Mayo)

INTERESANTE SISTEMA

La construcción del centro multiusos forma parte del proyecto [juntos, en dialecto asháninka], coordinado por la ONG educativa Creciendo y la Universidad de Stuttgart, y que recibió el apoyo económico de personas e instituciones de diferentes países. “Ha sido una experiencia inigualable”, expresó la universitaria Hannah Klug, responsable general de Atsipatari.

El local fue construido con madera y cuenta con una biblioteca, un comedor, una cocina, servicios higiénicos y cinco aulas. “Este proyecto es amigable con el medio ambiente. No se ha cometido el error de poner cemento en medio del bosque”, comentó Gina Pezet, representante de Creciendo.

(Foto: Raúl Mayo).

(Foto: Raúl Mayo).

El local servirá de colegio secundario, entre otros usos. En Alto Sondoveni viven 65 familias y al menos 125 menores en edad escolar; pero en comunidades cercanas como Villa Progreso, Pitocuna, Nueva Florida o Tsonotonavi, entre otras, hay decenas de niños y adolescentes que no estudian.

“Cuatro niños de comunidades aledañas a Alto Sondoveni se han matriculado en secundaria porque se han enterado de la construcción del local. Eso es gratificante”, dijo Pezet, quien añadió que Creciendo se encargará de capacitar a los maestros.

Claudia, Agnetha, Félix, Sofía, Johannes y Michael son los nombres de algunos alemanes voluntarios que siempre serán recordados en Alto Sondoveni.

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