MDN
La tenaz batalla de la ocho veces campeona nacional de marinera - 2
Johnny Aurazo

En la casa de María del Carmen Olórtegui Risco, se rompe la rutina de verano de las familias que viven en el balneario Las Delicias, ubicado en Trujillo.

Mientras la mayoría de sus vecinos sale de sus residencias a pasar el día en la playa El Triángulo, ella reemplaza el traje de baño por una falda de marinera, zapatea de punta y taco –como mandan los cánones del tradicional baile– y le pide a Camila, su pequeña hija de 9 años, que ‘cepille el piso’ como si estuviera en el coliseo Gran Chimú, en la capital de La Libertad.

Marycarmen, como la llaman de cariño, es ocho veces campeona nacional de marinera y primera laureada mundial de oro tras haber ganado tres veces la categoría Campeón de Campeones. El Gran Chimú, escenario de la fase final del concurso nacional y mundial de esta danza peruana, es para los participantes un estadio mítico, al que se refieren como el ‘monstruo’.

Entre Marycarmen, Camila y el Gran Chimú existe una estrecha relación. La niña participa por segunda vez en la competición y ha logrado clasificar a la final de la categoría Infante, que se realizará hoy.

En la historia del concurso, nadie ha ganado tantos títulos como Marycarmen. “Sin exagerar, ella es a la marinera lo que Messi o Ronaldo al fútbol”, indica sin reparo el también campeón mundial Hugo Romero.

MAMÁ MARINERA
Camila no es la única que ha heredado su talento. Catalina, de 3 años, tan salerosa como su madre y su hermana, debutó esta semana en el Gran Chimú y llegó hasta la semifinal de la categoría Preinfante. Marycarmen preparó a sus hijas en la cochera de su hogar.

(Johnny Aurazo / El Comercio)

La campeona no participa en el concurso desde el 2012. Su hija Camila la representará hoy. (Johnny Aurazo / El Comercio)

“En mi casa ofrezco un entrenamiento de alto rendimiento en marinera para quien lo desee. Pero mis hijas bailan desde que estaban en mi vientre”, confiesa Marycarmen, mientras Camila mueve los pies al ritmo de un tema de la cantante Beyoncé.

Para la laureada bailarina, la música de la artista estadounidense le permite a su hija diferenciar los ritmos y compases. “Marycarmen me ha enseñado a ser atrevida desde el camerino”, afirma su alumna Martha Wong, también ganadora de la categoría Campeón de Campeones.

UNA LUCHA DIARIA
Marycarmen no baila oficialmente en el Gran Chimú desde enero del 2012. César Zapata fue su última pareja de baile. “Antes de salir frente a más de cinco mil espectadores, le pedí que bailemos como si fuera la última vez. Y así fue”, recuerda ella con nostalgia.

En el 2013, le diagnosticaron esclerosis múltiple. César falleció dos años después. “Cada mañana que despierto es una oportunidad de vida para mí. Le digo a mi cuerpo que no es el momento de parar”, cuenta la campeona, quien además es psicóloga de profesión y ha escrito el libro “33 principios para ganar una competencia de marinera”.

La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta el sistema nervioso central y bloquea los mensajes entre el cerebro y el cuerpo. Marycarmen estuvo cincuenta días ciega debido a su afección, pero está convencida de que la marinera le hizo recuperar la vista. “Mi vida es la marinera; bailarla, enseñarla. Sale de mi alma”, dice.

Hoy estará en la pista del Gran Chimú. No bailará, pero alentará a Camila en su primera gran final, además de comentar el concurso para un canal de televisión local. “Siento presión por ser hija de Marycarmen Olórtegui, pero bailo para disfrutar, para sentir cada paso con la fascinación que mamá me ha enseñado”, revela Camila. Su madre la mira y escribe en una pizarra: “Baila para enamorar”.

Contenido sugerido

Contenido GEC