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Qali Warma
Alicia Rojas Sánchez

Alberto Burga Iriarte ha dibujado un camino entre Cañaris e Incahuasi, en Lambayeque, alimentado de los desafíos que le ha puesto la misma naturaleza. "Me gané el apelativo de 'Rambo' porque tengo habilidades físicas y cosas que aprendí en la villa militar", confiesa Alberto, de 39 años de edad, ex soldado peruano que estuvo al frente en el conflicto del Cenepa y que hoy dedica sus días a los niños, a quienes él llama presente y futuro del país.

Alberto es sociólogo de profesión y su objetivo apunta a la buena alimentación de los pequeños de Cañaris e Incahuasi a través del programa Qali Warma - del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS)- donde trabaja desde noviembre del 2014 supervisando cada colegio donde se entregan estos desayunos .

El trayecto entre las dos comunidades, que se encuentran en el límite entre las regiones de Lambayeque y Cajamarca, incluye desafíos que Alberto ha sabido sortear gracias a su formación militar.

Durante el fenómeno de El Niño costero, cuando las carreteras y caminos se vieron afectados por los huaicos y derrumbes, fue quizá el momento en que el apelativo se vio fortalecido. 

"Este año hemos, como se dice, padecido por las lluvias, por los pases, derrumbes, huaicos. Pero siempre nuestro objetivo es llegar a asegurar que el servicio alimentario esté a la hora adecuada", confiesa Alberto. "Siempre tenemos que ver la forma en cómo llegar. A veces haciendo trasbordo, caminatas. Son desafíos que se dan. Yo hice un curso de sobrevivencia y ya uno sabe cómo se adecua", dice Burga.

-Un día en la vida de Alberto-

"La zona altoandina de Cañaris es bastante montañosa, agreste, no siempre hay vías de comunicación, sino trochas donde a veces hay que caminar horas para llegar hasta la institución educativa para cumplir con el servicio alimentario", comenta Alberto, quien está de pie a las 4 de la mañana y calcula el tiempo para llegar, puntual, a las 6 de la mañana, al colegio que le toca supervisar ese día.

Como monitor de gestión local - nombre del puesto de Alberto - en Cañaris a veces le toca pernoctar en un caserío cercano a la institución que debe visitar al día siguiente. "Como no hay movilidad, hay que caminar, a veces salimos 4 a.m., 5 a.m., dependiendo la distancia y geografía. Para estar a esa hora, cuando las madres llegan para preparar el desayuno y almuerzo", detalla.

-La motivación es más fuerte-
Alberto se apoya en los Comité de Administración Escolar (CAE), quienes se encargan de asegurar que el servicio alimentario diario.

"Nosotros vamos a ver que se dé cumplimiento a esos lineamientos del programa", comenta Alberto. "Apasiona trabajar con los niños, ellos son el futuro y presente. A través de Qali Warma ellos se sienten felices y se mejora también la calidad educativa. Me siento satisfecho de que ellos tengan este programa de alimentación, porque les ayuda bastante", finaliza.

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