Moquegua: alertan que Quellaveco peligra por ánimo de la gente
Moquegua: alertan que Quellaveco peligra por ánimo de la gente
Carlos Zanabria

El ex presidente regional de Moquegua Martín Vizcarra ve con preocupación la falta de compromiso de las autoridades para encontrar soluciones a los problemas en las regiones. Además, advierte que las exitosas negociaciones llevadas a cabo para obtener la licencia social del podrían quedar obsoletas porque, tres años después, ya el ánimo de la gente es otro.

— El tratamiento que se dio al conflicto por el proyecto minero Quellaveco fue tomado como ejemplar en el país. ¿Cómo fue esa experiencia?
Logramos sentarnos a discutir la problemática minera funcionarios del Estado en sus tres niveles y la sociedad civil, representada de la manera más amplia. La mesa fue horizontal, la opinión de todos tenía el mismo valor, desde la propuesta de un comunero hasta la del presidente regional y la del gerente de la empresa. Comenzamos en marzo del 2011 y nos llevó 18 meses, hasta agosto del 2012, para lograr un documento que tenía 26 acuerdos que otorgaba licencia social al proyecto minero.

— Algunos de los que participaron en esa mesa de negociación quieren desconocer los acuerdos, y ya se anunciaron marchas de protesta. ¿Qué ha cambiado?
La licencia social no es otra cosa que un estado de ánimo de la población; no es un acta, no es un documento firmado, no es una resolución: es un estado de ánimo. En determinadas circunstancias estamos de acuerdo con la inversión y lo manifestamos con nuestra voluntad, pero cuando pasa el tiempo esto varía y surgen temores fundados o infundados que hacen cambiar el estado de ánimo. Ya pasaron tres años de la firma de los 26 acuerdos en Moquegua, pero muchos de esos acuerdos están quedando en el olvido.

— Quienes se oponen más son sectores radicales de izquierda. ¿En Moquegua no había estos opositores?
Por supuesto que los había; la realidad de Moquegua es exactamente igual a la del resto del país. Algunos presidentes regionales me decían: “Qué suerte tienes de que en Moquegua no haya Sutep”. Tenemos el mismo sindicato y pagamos lo mismo a los profesores, pero encontramos formas y mecanismos para dar soluciones a los problemas.

— El Caso Quellaveco fue simultáneo a , pero mientras en uno había conflictos, marchas y muertos, en el otro había diálogos con confrontaciones y un consenso final.
En febrero fui invitado a una reunión de presidentes regionales en Cajamarca. Allí conversé con Gregorio Santos [gobernador de Cajamarca]. La población se oponía por las malas experiencias del pasado en Cajamarca con Yanacocha y en Moquegua con Cuajone; teníamos un mal antecedente. Gregorio dijo no a Conga. Aquí el planteamiento fue que la minería sea distinta a la experiencia perjudicial de Cuajone, que sea una nueva minería.

— Con Quellaveco se inició un modelo de gestión, pero se podría retroceder a una situación igual a la de Conga en sus comienzos o ahora en el Valle de Tambo: no queremos y no queremos diálogo.
Es una reacción de protesta contra el Estado. En esas poblaciones no existen servicios básicos adecuados, tienen deficiencias. Ahora que viene el proyecto les ofrecen lo que no les dieron en décadas. Se debe descartar la premisa de que la minería salvará a la región, eso no lo cree la población.

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