El sentenciado deberá pagar S/15 mil a favor de la parte agraviada, por concepto de reparación civil. (Foto: PNP)
El sentenciado deberá pagar S/15 mil a favor de la parte agraviada, por concepto de reparación civil. (Foto: PNP)
Carlos  Chunga

El Primer Juzgado de Paz Letrado de Morropón, en la región , condenó a ocho años de prisión efectiva al curandero Fabián Huancas Meza (42) por el delito de tocamientos indebidos en agravio de una menor de diez años.

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El sentenciado seguirá recluido en el penal de Piura (ex Río Seco), donde desde diciembre del 2018 cumple una orden de prisión preventiva. Además, deberá pagar S/15 mil a favor de la parte agraviada, por concepto de reparación civil.

Según la investigación fiscal, la agresión sexual ocurrió la tarde del 16 de noviembre del 2018 en el caserío El Aromo, ubicado en el distrito de Chulucanas, en la provincia de Morropón. La menor fue llevada por sus padres al domicilio de Fabián Huancas para que, a través de un ritual, la cure de un mal desconocido.

Mientras los padres recibían líquidos que debían escupir fuera de la vivienda, el curandero se quedaba a solas con la niña de 10 años y le tocaba sus partes íntimas. Pero la menor no soportó el llanto y pidió a sus padres que no la vuelvan a dejar sola con Huancas Meza.

Ante la situación, los padres dieron aviso a viva voz a los vecinos, quienes alertaron a los ronderos campesinos. Estos de inmediato detuvieron al curandero y lo ataron a un poste de energía eléctrica, donde iba a recibir latigazos como acto de justicia popular.

Sin embargo, un patrullero de la Policía Nacional de la comisaría de Chulucanas llegó al lugar para rescatar al sujeto y ponerlo a disposición del Ministerio Público, a la vez que recogieron el testimonio de los padres de la niña afectada.

La fiscal Gabriela Burgos, titular de la Primera Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Morropón, presentó la denuncia respectiva, con los elementos de convicción, entre ellos el acta de recepción de arresto ciudadano, la entrevista a la menor en Cámara Gesell, y el reconocimiento en ficha Reniec, donde la niña reconoce al imputado como la persona que le tocó sus genitales y otras partes del cuerpo.

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