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Piura

El cementerio José de Los Ángeles de Pedregal Grande, en Catacaos, fue durante el desborde del río Piura refugio para cientos de damnificados. Aquí se armaron carpas improvisadas y los damnificados dormían al lado de los muertos.

Ahora, siete meses después, ha recuperado su esencia. Ya no hay carpas, ni refugiados que escaparon del agua, sino solo tumbas y familiares que llegaron en el 'Día de los muertos' a a colocar flores y limpiar los nichos y mausoleos de sus seres queridos.

Carmen Santos Marcelo es una de ellas. La mujer de Nuevo Pedregal fue una de las damnificadas por El Niño costero. Hoy ha venido a pintar y limpiar la tumba de su papá, Benancio Santos Marcelo.

"Nosotros huimos a Cura Mori, cuando se salió el río. Veíamos por televisión que aquí en la tumba de mi papá habían damnificados que se refugiaron del agua. Fueron momentos durísimos, de mucha tristeza y que hasta ahora no olvidamos", cuenta mientras barre la tumba de su papá.

A su lado, Orlando Timaná Morales, de Pedregal Grande, añade que aún no superan la tragedia, pues están sin trabajo, viviendo todavía en carpas y sin obras de reconstrucción.

"Lo que más nos preocupa es que no hay trabajo, y no se han cerrado los diques que se rompieron. No tenemos viviendas seguras ni trabajo. Es penoso, pero así estamos", comentó mientras lavaba el mausoleo de sus padres, fallecidos hace seis años.

Tanta es la pobreza y falta de empleo que Jorge Zapata Sandoval no ha alquilado un foco para velar la tumba de su madre, Yolanda Sandoval Rivas.

"No hay trabajo. Por allí a veces voy a trabajar a una fábrica de uva, pero nos pagan 30 soles diarios que apenas alcanzan para la comida. Y nuestros animales y cosas de la casa se las llevó el río. Aún no nos recuperamos", dijo.

Historias similares se repiten en los cementerios de Catacaos y Cura Mori, donde desde esta mañana cientos de damnificados han ido a recordar a sus muertos, en medio de un proceso de reconstrucción que no avanza en Piura.

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