MDN
Puente Bella Unión: diseño fue alterado en medio de las obras - 1
Oscar Paz Campuzano

Hace un mes, la Contraloría General de la República advirtió que el no se estaba construyendo según lo aprobado en el plan maestro de la obra. 

El informe de control indicó: “El nuevo puente debía ser una estructura atirantada [como el puente Solidaridad], de 50 metros de longitud y 34,5 metros de ancho. Sin embargo, se advierte que la construcción o solución técnica que se aplica es una estructura simplemente apoyada, sin pilar central”.

En pleno trabajo de campo, se determinó que el puente ya no tendrá jaladores, sino que estaría apoyado en pilotes. Lo que hasta ayer no quedaba muy claro era por qué se alteró drásticamente su diseño original.

Esta es la primera explicación de Jaime Villafuerte,  gerente de Promoción de la Inversión Pública de la Municipalidad de Lima: “Se decide modificar la ingeniería del proyecto por un tema básicamente de tiempo [...]. Hemos tenido la demora de un año por una tubería matriz de Sedapal”. 

Su segundo argumento es que el modelo atirantado o colgante no era el más apropiado: “La norma técnica también dice que el puente atirantado debe tener una luz o una longitud de 90 a 100 metros. Este puente tiene de longitud 54,5 metros de largo, nada más. No íbamos a cumplir con los parámetros técnicos”, declaró para El Comercio, en una visita que se hizo ayer a la obra. 

Este último argumento lanzado por Villafuerte abre una interrogante: ¿Al diseñarse en el 2015 los especialistas no se dieron cuenta de que el proyecto no se ajustaba a lo que supuestamente dice la norma?

—Cuestionado supervisor—
Ayer, El Comercio ubicó vía telefónica al ingeniero Víctor Sánchez Moya, cuestionado por incumplir sus funciones de supervisor en el 2010 en la construcción del puente Solidaridad, caído por la crecida del río Rímac. No hizo las labores de campo de forma presencial. 

Él también es el ingeniero supervisor en el puente Bella Unión y en todos los puentes del proyecto Línea Amarilla. A él lo contrató la empresa supervisora japonesa Nippon Koei, reveló. 

Al principio se negó a opinar. Luego, Sánchez contradijo la explicación del funcionario de Lima Jaime Villafuerte: “Un puente atirantado se puede colocar con cualquier luz [longitud por donde pasa el río]. En realidad en ingeniería todo es posible, siempre y cuando se diseñe bien”.  

Dos especialistas, el ingeniero en cimentación Herbert Sotelo y el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, coincidieron en que el citado requisito de extensión para puentes atirantados no es correcto. 

Entonces, si no fue un asunto técnico, ¿cuáles fueron las reales motivaciones para cambiar el diseño a última hora? El mismo Sánchez responde: “[Los atirantados] son puentes más complicados. Hay la premura de las obras, que hay que acabar a tiempo [...]. Son razones ya del cliente que está apurado”.  

El contralor de la República, Edgar Alarcón, dijo ayer que no se les ha entregado el expediente técnico completo y eso está complicando a los fiscalizadores. En marzo se señaló que la obra tenía un avance de 40%. Además, que no se evidenció el uso de los planos aprobados. 

—El fin de los trabajos—
Villafuerte dijo que el puente ya tiene un avance de 60%. La próxima semana se instalarán las estructuras metálicas para proceder al vaciado del concreto y a la pavimentación de la vía. 

Esta contará con tres carriles por sentido. En medio, habrá un pase peatonal y una ciclovía. El funcionario precisó que el puente cuesta US$15 millones. Estará concluido el 15 de julio de este año. 

“Este es uno de los puentes más seguros del Perú”, expresó Villafuerte. La estructura se protegerá con 160 metros de enrocado y, para asegurar que un huaico no lo termine arrastrando [como al puente Solidaridad], se han hecho los estudios hidráulicos necesarios, enfatizó el funcionario.

Contenido sugerido

Contenido GEC