La avioneta intervenida hace tres días en Puno iba a transportar al menos 250 kilos de droga a Bolivia. (Foto: Manuel Calloquispe)
La avioneta intervenida hace tres días en Puno iba a transportar al menos 250 kilos de droga a Bolivia. (Foto: Manuel Calloquispe)
Enrique Vera

La droga llegó en dos botes por el río Tambopata. Eran al menos 250 kilos de clorhidrato de cocaína que iban a ser llevados en una avioneta Cessna con bandera de Bolivia hasta el departamento de Beni, ubicado en ese país.

Los agentes de la Dirección Antidrogas (Dirandro) debían intervenir la aeronave apenas aterrizara, la mañana del martes último, pues no estaría más de cinco minutos sobre la pista clandestina habilitada en el Parque Nacional Bahuaja Sonene (Puno), antes de que despegue con la droga.

Quince narcotraficantes intentaron defender la carga en intenso fuego cruzado, pero huyeron a la selva boscosa dejando la avioneta y 30 kilos de clorhidrato de cocaína en paquetes.

Putina Punco, distrito puneño donde se sitúa Bahuaja Sonene, es uno de los sectores hacia donde el narcotráfico ha migrado sus pistas de aterrizaje, luego de que la policía destruyera más de 200 infraestructuras de este tipo en el Vraem en el 2015.

Otros puntos son Atalaya (Ucayali), Codo Pozuzo (Huánuco), así como Ciudad Constitución y el valle de Pichis Palcazú (Pasco).

De hecho, esta expansión ha incluido también áreas naturales protegidas, sus zonas de amortiguamiento y sectores aledaños. En julio último, una avioneta con 293 kilos de cocaína fue intervenida sobre una pista clandestina ubicada en el Manu (Madre de Dios).

El coronel PNP Arquímedes León, jefe de la División de Investigaciones Especiales (Divines), informó a El Comercio que los narcotraficantes no toman áreas protegidas por un tema especial sino solo porque se trata de su ámbito de expansión.

“Para ellos es la selva y no les importa más. Si hallan condiciones seguras, habilitan ahí sus pistas”, indicó.

La pista donde se produjo el enfrentamiento del martes ya había sido destruida, pero el grupo de narcos que opera en la zona la rehabilitó hace poco. Las pesquisas de la policía apuntan a que habría otras en Putina Punco y que también habrían llegado a Bahuaja Sonene.

Otro grave problema ahí son los cultivos ilegales de coca. Bahuaja Sonene es el área protegida que posee la mayor superficie con estos cultivos: 118 hectáreas, de las 1,1 millones que abarca, según la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). Le sigue el Parque Nacional Sierra del Divisor (Ucayali) con 37 hectáreas de sembríos ilegales; y la Reserva Comunal Huimeki (Loreto) con 11 hectáreas de estos cultivos.

La Undoc en su último informe, publicado en el 2017, da cuenta de que la superficie total de coca que afectó las áreas protegidas aumentó, en un año, de 134 hectáreas a 168 hectáreas.

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