La bahía interior del lago –colindante con la ciudad de Puno– sigue recibiendo desagües sin tratamiento. (Foto: Marino Morikawa)
Ana Monzón

Donde todos ven aguas verdosas y mansas, el científico peruano Marino Morikawa encuentra un ecosistema que agoniza. Morikawa sabe que la bahía interior del lago Titicaca –la que colinda con la ciudad de Puno– tiene esa coloración debido a que está “eutrofizada”. Es decir, flota tal cantidad de plancton y de bacterias nocivas que la biodiversidad natural del lago está en peligro.

Es el 31 de agosto. Marino Morikawa y su equipo de cuatro profesionales se adentran en una lancha en las aguas verdosas. En la bahía interior del Titicaca desembocan los desagües de más de 134 mil puneños [unos 180 litros por segundo]. Estos vertimientos se arrojan sin tratamiento pese a que la ciudad ha crecido mucho en los últimos años. Había una laguna de tratamiento de aguas residuales, pero esta colapsó en la década de los 90.

El objetivo de Morikawa es puntual: limpiar dos kilómetros cuadrados de agua en 15 días con un sistema orgánico que él ha diseñado. La idea de descontaminar el lago ha rondado por su cabeza durante mucho tiempo, pero recién este año se decidió a llevarla a cabo. Morikawa bautizó a su proyecto Reto 15-Titicaca.

—En dos pasos—
Reto 15-Titicaca propone la reducción de la carga contaminante del lago a través de dos métodos. Mediante el primero se introducen en el lago recipientes con mangueras y filtros que generan un “micronanoburbujeo”. El objetivo es devolver el oxígeno a las aguas muertas.

El segundo componente consiste en aplicar una solución orgánica al agua que la clarifica y la limpia sin alterar la hidrofauna. Estos dos sistemas se aplican tres veces al día (en la mañana, tarde y madrugada). El equipo de Morikawa debe aprovechar al máximo el tiempo para llegar a su meta.

Los resultados del proyecto serán presentados mañana en una reunión con diversas autoridades de Puno. Morikawa reconoce que la sola utilización de su tecnología no va a salvar al lago Titicaca de la contaminación, pero él espera, por lo menos, lograr algunos compromisos del gobierno, las empresas y la población con la conservación de este enorme cuerpo de agua.

Hasta el momento, el camino ha sido duro. Pese a que Morikawa se ha especializado en recuperación de hábitats naturales y ya había desarrollado hace unos años un proyecto para limpiar el humedal El Cascajo, en Chancay, encontrar financiamiento para su proyecto en Puno fue muy difícil. “Solo una empresa se comprometió [con el 10% de la financiación]”, admite el científico. El resto del dinero lo consiguió él mismo.

—Problema vigente —
Si bien Reto 15-Titicaca busca la recuperación de apenas el 0,02%del lago, el proyecto puede ser visto como una oportunidad para pensar en un plan de descontaminación a más largo plazo.

El tema es crucial. Según un informe de la Autoridad Nacional del Agua –que depende del Ministerio de Agricultura y Riego–, la principal fuente de contaminación de la bahía interior del Titicaca es el arrojo de aguas residuales de la laguna de oxidación El Espinar. Fuentes consultadas por El Comercio explicaron que varias gestiones municipales intentaron modernizar esta laguna, pero los trabajos fueron solo paliativos.

Asimismo, desde hace dos años se viene informando que existe una iniciativa privada para construir diez plantas de tratamiento en Puno con el fin de evitar más contaminación en el lago. No obstante, aún no encuentra viabilidad, según las fuentes.

El 1 de setiembre, en el III Gabinete Binacional Perú-Bolivia, las autoridades de ambos países firmaron un acuerdo de 28 puntos para proteger los recursos compartidos, como el lago Titicaca. No obstante, no se anunciaron proyectos concretos de descontaminación.

Contenido sugerido

Contenido GEC