maritza garcía
maritza garcía
José Carlos Requena

Las dos últimas semanas, la siempre ávida opinión pública limeña ha sido conmocionada por actos de profunda violencia contra la mujer, ejercida por sus parejas sentimentales, recientes o vigentes. Los hechos recordaron otros casos contemporáneos en que la violencia se disfrazó de afecto: la salvaje golpiza sufrida por Arlette Contreras en Ayacucho, en julio del 2015, o la brutal agresión a Karen Cassaró, en Chiclayo, en abril del 2016.

Frente a ello, han causado justificada indignación algunas expresiones de la congresista piurana Maritza García (Fuerza Popular; 19.956 votos preferenciales), presidenta de la Comisión de la Mujer y Familia del Parlamento nacional.

“La mujer, a veces sin razón o sin querer queriendo, da la oportunidad al varón para que se cometa ese tipo de actos. Porque muchas veces puede haber un agresor absolutamente sano y, de repente, en un momento, la mujer lo saca de contexto diciéndole ‘me voy’ o ‘te estoy traicionando’. Esas frases nunca deben ser usadas por una mujer porque podrían exacerbar los ánimos de una persona normal”, dijo García en la sesión de la comisión que preside, el pasado miércoles 11 de octubre.

Los “agresores absolutamente sanos” a los que hace referencia García podrían ser aquellos que, en su región, fueron causantes de los 1.810 casos de personas afectadas por actos de violencia contra la mujer, reportados en los centros de emergencia mujer del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Ello representa cerca de 230 casos por mes, o casi 8 por día, o una agresión cada cuatro horas.

Los ánimos exacerbados “de una persona normal”, como aquellas a las que se refiere García, pueden haber sido origen de las miles denuncias de violencia familiar ingresadas en las fiscalías familiares, entre el 2013 y 2015, según cifras del Ministerio Público. Para los dos distritos fiscales ubicados en la región que representa García, los números no son bajos: en el citado trienio, Piura tuvo 20.681 denuncias, mientras la vecina Sullana reportó 7.464 casos.

Los casos en que la mujer perturba al agresor, o “lo saca de contexto”, deben ser origen del significativo porcentaje en que se dan actos de violencia física ejercida por el esposo o compañero en los últimos 12 meses, según estadísticas del INEI. En Piura, que eligió a García en abril del 2016, el porcentaje llegó a 9,3% en el 2014 y 14,6 en el 2011.

Hace algunas semanas, Carlos Meléndez decía que el fujimorismo “privilegia la representación” y que “persigue la lealtad a su electorado con obsesión”, en un artículo publicado en El Comercio el 16 de setiembre. ¿El electorado de García –sus casi 20 mil votos preferenciales– prolonga aquella visión que tolera la violencia contra la mujer? ¿O, sin querer queriendo, se hace cómplice?

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