(Foto: archivo El Comercio)
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Redacción EC

Luego de un mes de la confirmación del primer caso autóctono de sarampión después de 18 años –el último caso data del 2000–, las autoridades sanitarias aún toman acciones para evitar la propagación de esta enfermedad.

En Puno, región donde se registraron dos casos en marzo, hay otros 27 casos probables de esta enfermedad, seis de los cuales fueron reportados en la última semana. Del total, 16 han sido descartados y se esperan los resultados del resto, cuyas muestras son analizadas en laboratorios de Lima.

—Acciones emprendidas—

Frente a este panorama, la Dirección Regional de Salud (Diresa-Puno) señaló que la incidencia de esta enfermedad está “controlada”.

Según la Oficina de Epidemiología de esta entidad, desde el inicio del brote las brigadas de vacunación que recorren la región han inmunizado a unos tres mil niños menores de 5 años, además de adultos.

Sin embargo, aún se mantiene cierto grado de alerta. Antonia Figueroa Ramos, jefa de esa oficina, dijo a El Comercio que en la provincia de Puno –la más poblada de esa región– el 45% de niños no se ha vacunado contra el sarampión y otras enfermedades virales propias de la infancia. La funcionaria comentó que varias familias se niegan a que sus hijos reciban las vacunas.

Juan Carlos Mendoza, director de Salud de las Personas de la Diresa-Puno, explicó que las brigadas siguen buscando casos sospechosos en las provincias de Huancané, San Román y Puno. A esta labor se ha sumado en los últimos días personal del Ministerio de Salud (Minsa) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

“Con esta ayuda se está logrando descartar nuevos casos de contagio, pero estamos en alerta y hacemos el seguimiento de manera minuciosa”, dijo Mendoza a El Comercio.

—Problema estructural—

Para Ciro Maguiña, epidemiólogo y ex vicedecano del Colegio Médico del Perú, el reciente brote de sarampión obedece a factores como la disminución de la cobertura de vacunación, las fallas en la gestión del proceso a cargo de los gobiernos regionales y la aparición de movimientos antivacunas en el país. 

Según el especialista, en zonas pobres y alejadas la cobertura de vacunación disminuyó hasta niveles de 60% o 70%.

“En lugares alejados hay un peligro potencial, dado que esta enfermedad es muy contagiosa. No todas las regiones tienen una buena gestión del proceso. Los programas de vacunación deberían ser verticales y tener una supervisión adecuada del Minsa”, opinó Maguiña.

Si bien el seguimiento de la enfermedad está focalizado en Puno, Maguiña alertó que también deben priorizarse zonas fronterizas, por donde ingresan turistas provenientes de países con tasas menores de inmunización contra esta enfermedad. Actualmente, los centros de salud del país están en alerta amarilla.

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