Siguen los robos a pescadores de Tumbes pese a mayor vigilancia
Siguen los robos a pescadores de Tumbes pese a mayor vigilancia
Ricardo León

El martes de esta semana, el dirigente de un gremio de pescadores artesanales de se contactó con un periodista de este Diario para informar sobre un hecho que –triste paradoja– para ellos ya no es noticia. Euraldo Espinoza, presidente de la Asociación de Pescadores de Caleta La Cruz, comentó que esa madrugada una embarcación artesanal, de nombre Jenifer, había sido asaltada por piratas ecuatorianos a unas cuatro millas de la costa. Arcadio Saavedra, quien iba a bordo como patrón, no fue herido pero sí le arrebataron la pesca del día (es una nave camaronera), equipos de georreferencia, las baterías de la embarcación y las redes. Es el primer asalto reportado este año en el lugar.

Vigilancia reforzada 

Días atrás, El Comercio recorrió la zona del mar tumbesino donde, durante el 2015, hubo más de 30 asaltos por parte de piratas ecuatorianos. Hay algunos pescadores que aseguran haber sido asaltados hasta 20 veces en los últimos años, como Ernesto Pizarro, de Puerto Pizarro. En el último de los ataques que sufrió, el 26 de octubre del 2015, los delincuentes mataron de un balazo en la cabeza a su hijo, José Pizarro, por resistirse al robo. Cuatro pescadores peruanos murieron ese año tras ser atacados por los asaltantes. 

En los últimos meses se había reducido el número de incidentes por varias razones. En primer lugar, la Marina de Guerra había aplicado el Plan Costa Norte, que consistió en reforzar la vigilancia en la frontera marítima. Se desplegaron botes inflables rígidos (por su velocidad permiten intervenciones sorpresivas), una corbeta misilera, una patrullera marítima y un avión de exploración. Fueron intervenidas 28 embarcaciones de procedencia ecuatoriana.

Otro de los factores que provocó la reducción de los asaltos fue que la Armada de Ecuador desarticuló bandas de delincuentes que operan en la zona (ver recuadro).
Los propios pescadores artesanales de Cancas, Punta Mero, Acapulco, Zorritos, Caleta Grau, Caleta Zorritos y Puerto Pizarro reconocen que la actividad de los piratas disminuyó. Aunque la mayoría de los entrevistados (muchos de ellos, víctimas de asaltos, prefieren que no se mencionen sus nombres) evita resistirse a los asaltantes armados, algunos de ellos han decidido portar armas, pese a que es ilegal.  

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