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Voto contra la delincuencia: la principal demanda del norte - 1
Jorge Falen

, líder de Peruanos por el Kambio, ganó las elecciones con el 50,12% de los votos en segunda vuelta, frente al 49,88% obtenido por . Si se analiza el resultado por regiones, el apoyo a uno y otro fue muy desigual. Mientras la zona sur del país –donde ganó mayoritariamente Verónika Mendoza el 10 de abril en primera vuelta– votó masivamente por PPK, la lideresa de Fuerza Popular ganó en las regiones del norte, que figuran entre las más afectadas por la delincuencia, el crimen organizado y la inseguridad ciudadana.

En Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad, Fujimori se impuso a Kuczynski por más de 15 puntos porcentuales, mientras que en Áncash y Amazonas ganó por un margen estrecho. De las regiones norteñas, solo en Cajamarca ganó PPK.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de homicidios en el norte es la más alta a escala nacional. Tumbes, La Libertad y Áncash figuran entre las seis regiones que registran las mayores tasas de homicidios por cada cien mil habitantes (con 23, 14 y 10, respectivamente).

El voto contra la delincuencia

El índice es aun mayor en algunas de las provincias que integran estas regiones, como Ascope (La Libertad), donde hay 34 homicidios por cada cien mil habitantes, cifra equivalente a la que reporta El Salvador, el país con la tercera tasa de homicidios más alta de América Latina.

–Promesa de mano dura–
Según indican especialistas consultados por El Comercio, la exposición durante la campaña de propuestas relacionadas con temas de seguridad y lucha contra el crimen fue un factor por tomar en cuenta por la población al momento de la votación en estas zonas, y eso explicaría –en parte– el apoyo a Fujimori.

Entre las propuestas más difundidas (y criticadas, por cierto), estuvieron la eliminación del sistema policial 24x24 y la aplicación de una política de “mano dura” frente al delito, la que se reflejó en medidas que implicaban llevar a los militares a las calles (con declaratorias de estado de emergencia), imponer la pena de muerte a violadores de menores de 7 años y construir cárceles a más de 4.000 metros de altura.

Alfredo Torres, presidente de Ipsos Perú, comenta que Keiko Fujimori fue la candidata que más sintonizó con la demanda de la población en este rubro. “La gente cree que este tipo de problemas [de inseguridad] se resuelve con mano dura y con la aplicación de políticas drásticas. Fujimori se posicionó como la candidata que tenía las ideas más fuertes en la lucha contra la delincuencia”.

–Decisiones políticas-
Próximo a ser investido como presidente de la República, la agenda pendiente de Kuczynski en el norte implicará abordar el tema de seguridad ciudadana con propuestas directas y rápidas. Es decir, atajar el voto que le fue esquivo, pero con decisiones políticas concretas.

César Bazán, coordinador del área de Seguridad Ciudadana del Instituto de Defensa Legal, comenta que en el norte operan organizaciones criminales fuertes en medio de una sociedad civil desarticulada y un Estado incapaz de enfrentar la delincuencia. “Debemos superar la falsa idea de la mano dura y pasar a una estrategia de mano dura inteligente, que significa que las penas actuales, que son severas, se cumplan realmente. El problema no solo está en las calles y en los hogares, sino en el propio Estado. A estas alturas, el fiel de la balanza puede ser el nuevo Ejecutivo y las juntas vecinales de seguridad ciudadana y las rondas campesinas, que deben crecer y ser más fuertes en su tarea de fiscalización”.

Según explica Nicolás Zevallos, investigador del Laboratorio de Criminología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), es necesaria una mejora en la metodología del registro de datos, para lo cual debe haber algún grado de coordinación entre las instituciones que combaten el crimen (policía, fiscalía y Poder Judicial), lo que muchas veces está ligado a la carencia de conectividad y equipos. “El tema de registro de datos es terrible. Hay una necesidad por saber qué es lo que está pasando, cuántos robos u homicidios se producen realmente”.

El especialista señala que ese problema podría ser solucionado si se crea una metodología para registrar delitos específicos, como el homicidio, robo o hurto. “Se requiere mejorar el tema operativo, cómo se organiza una eficiente estrategia operativa para combatir el delito. Muchos de los crímenes están ligados a mercados ilegales, por lo que se requieren políticas integrales que entiendan su funcionamiento económico”.

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