Aparentaba ser un humilde comunero del caserío de Paccay, pero Gregorio Murillo había hecho de su rústica vivienda un fortín para armamento y acopio de droga. (Foto: Junior Meza).
Aparentaba ser un humilde comunero del caserío de Paccay, pero Gregorio Murillo había hecho de su rústica vivienda un fortín para armamento y acopio de droga. (Foto: Junior Meza).
Enrique VeraJunior Meza

Escriben: Enrique Vera / Junior Meza.

Era el último de los tres días de fiesta por el aniversario de Paccay, pero para Gregorio Murillo Delgadillo, de 43 años, parecía que los festejos apenas habían empezado. Con ojos de fiscal, supervisó que ni uno de sus vecinos se quedara sin comer; tomó con todos ellos y bailó hasta donde le dieron las fuerzas. Gregorio fue, por así decirlo, el rey de la que quizá haya sido su última fiesta en libertad. Algunos comuneros de ese remoto pueblo, situado en Churcampa, Huancavelica, dicen que fue él quien pagó por un grupo de música tropical y cerveza suficiente para que nadie se quedara sin celebrar, entre el pasado 26 y 28 de marzo.

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Como esa última noche de la tradicional festividad, los movimientos de Gregorio Murillo habían sido seguidos de cerca durante casi todo el último año. Agentes de inteligencia del Ejército lo localizaron en mayo del 2018, cuando su casa, una construcción rústica de dos niveles situada en la entrada a Paccay, era utilizada como almacén de los cargamentos de droga que llegaban hasta ese caserío por distintas rutas que trazan parte del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro ().

Pero Gregorio Murillo no era solo un acopiador de droga; de hecho, tenía cuatro requisitorias vigentes por narcotráfico y era investigado por su presunta colaboración con la organización terrorista Sendero Luminoso. Seis meses de pesquisas permitieron establecer que Murillo ejercía el control del corredor Vizcatán del Ene (Junín)-Churcampa (Huancavelica)-Huanta (Ayacucho) y la modalidad en que operaba.

Cada vez que un cargamento estaba próximo a ser embarcado por esa ruta, a través de los ‘mochileros’, Gregorio era requerido para proveer resguardo. Así, destinaba a terroristas que recorrían el corredor con los ‘mochileros’ y cobraba, aproximadamente, US$20 por kilo de droga transportada. Los grupos que custodiaba eran en promedio de 18 ‘mochileros’, cada uno de los cuales llevaba 15 kilos en promedio.

Según las investigaciones, los subversivos a cargo de Murillo partían con los ‘mochileros’ desde Vizcatán del Ene y llegaban solo hasta un punto cercano a Paccay. Luego, la droga era trasladada a la vivienda de Murillo, donde era almacenada durante un día y medio. Allí él alquilaba armas a los narcotraficantes que seguían la ruta con el cargamento, en camionetas, a Huanta o Huancayo.

La casa de Murillo no solo era utilizada para acopiar la droga que llegaba por el corredor que él controlaba, sino también otros cargamentos que tenían a Paccay como parte de su ruta. Es decir, la presencia de Murillo era esencial para los traslados de clorhidrato de cocaína, o insumos para su elaboración, en ese sector del Vraem.

Entre el armamento que Murillo disponía, se habían detectado fusiles AKM, HK, revólveres y pistolas automáticas. Su prontuario sería aun más atroz.

—El atentado—

El 6 de setiembre del 2017, terroristas al servicio del narcotráfico emboscaron, balearon y dinamitaron una camioneta de la Policía de Carreteras que recorría el centro poblado Tucuccasa, en Churcampa (Huancavelica). En ese atentado, fallecieron los suboficiales PNP Ciro Ibarra Inga, Carlos Fernández Muñoz y Dennis Mendoza Condori. Otra unidad del mismo departamento policial quedó perforada por los disparos.

Tucuccasa es uno de los caseríos que están dentro del corredor de droga que parte de Vizcatán del Ene, pasa por Paccay (Huancavelica) y llega a Huanta (Ayacucho). O sea, la ruta sobre la que Gregorio Murillo habría tenido dominio durante los últimos años.

Las unidades de inteligencia militar a cargo del caso, así como la Primera Fiscalía Penal Corporativa contra el Terrorismo y Derechos Humanos de Junín tienen a Gregorio Murillo como el principal sospechoso de haber dirigido el ataque contra el convoy policial.

Un mes antes de ese atentado, los mismos agentes que serían asesinados en Tucuccasa habían participado en un operativo en el que se incautó casi una tonelada de acetona (insumo para la elaboración de cocaína) a la altura del kilómetro 67 de la vía Pampas-Churcampa.

El entonces ministro del Interior Carlos Basombrío declaró que el crimen fue perpetrado por terroristas que habrían sido contratados por los dueños del cargamento decomisado. “Se trató de una venganza”, puntualizó en aquella ocasión.

—La captura—

La madrugada del último 29 de marzo, cuando Gregorio empezaba el descanso a sus tres días seguidos de festejos en Paccay, personal de la 31a Brigada de Infantería del Ejército, de la Compañía de Inteligencia 114 y del Departamento contra el Terrorismo (Decoter)-Huancayo, irrumpieron en su casa y lo arrestaron.

Casi a la misma hora, los agentes que realizaban la captura fueron informados sobre un nuevo desplazamiento de ‘mochileros’. La tesis que las autoridades manejan es que Murillo envió seguridad para ese traslado y por ello no se hallaron armas ni droga en momentos de la captura. 

- Presunta reacción -

Horas después de la captura de Murillo, personal del Departamento Antidrogas de Huancayo detuvo a los hermanos Julián y Américo Galindo casi cuando llegaban a esa ciudad transportando 20 kilos de alcaloide de cocaína desde Huancavelica.

La respuesta a ambos golpes habría sido casi inmediata: en el kilómetro 26 de la vía Imperial-Pampas-Churcampa, en Huancavelica, un grupo de sujetos encapuchados atacó a balazos el vehículo policial de placa PPL-22119.

El general PNP Alejandro Oviedo Echevarría, jefe de la Región Policial Junín–Pasco-Huancavelica, informó a este Diario que ya se han iniciado las pesquisas para determinar si el cargamento que llevaban los hermanos Galindo y el posterior hostigamiento a la patrulla policial tiene vinculación con el arresto de Gregorio Murillo. “Sabemos que él controlaba los traslados de droga en todo este territorio [Churcampa]”, declaró.

Antecedentes

En investigación
Gregorio Murillo habría sido un miembro de Sendero Luminoso al que se le encargó el control de los traslados de droga en la zona donde operaba.

—Fuga—
En el 2010, Murillo huyó de la PNP cuando alistaba un cargamento de droga en Paccay. Su cómplice cayó y lo delató.