AUGUSTO TOWNSEND
Quienes son asiduos a Perumin quizá no recuerden una sola de sus ediciones en la cual no se haya discutido sobre las dificultades de hacer minería en el Perú, pese al enorme potencial geológico del país y a la importancia de la actividad en la recaudación fiscal. Esta vez no fue la excepción. Sin embargo, algunas cosas son distintas. Ya no está presente la euforia que uno percibía en los picos del “superciclo” de los commodities.
Si bien los precios siguen relativamente altos, la tendencia bajista invita a la cautela. Y en ese contexto, los retrasos en sacar adelante los proyectos son mucho menos tolerables. Tanto Estado como sector privado tienen mucho que perder si la producción minera sigue estancada.
OCHO MINISTROS EN PERUMIN
Es perfectamente lógico, por tanto, que el principal hecho a destacar fue la insólita presencia de hasta ocho ministros en Arequipa. Nunca antes habían participado tantos jefes de cartera, celebró Roque Benavides, presidente del Encuentro Empresarial de Perumin, que fue clausurado ayer. Esto fue tomado por muchos representantes de la industria como un indicativo de que el Estado ha acusado recibo del golpe en la recaudación.
La caída del canon pone en aprietos al Gobierno Central, y hasta algunas autoridades subnacionales que antes se oponían a la minería están ahora cambiando de opinión. No hubo, por ejemplo, protestas en las afueras de la sede de Perumin, algo que se había hecho usual.
“Los fines del sector minero no son otros que los que el común de los peruanos busca”, dijo Benavides. Cuando las utilidades son exorbitantes, este mensaje es difícil de vender.
Pero cuando las empresas mineras enfrentan una coyuntura difícil (basta ver cómo se han movido sus acciones), y el Estado lo sabe (y lo sufre también), ese alineamiento es un tanto más verosímil.
LA RUTA A SEGUIR
Como dijo Lino Abram, socio de la consultora McKinsey Co., en su presentación del miércoles, el desafío más urgente del sector minero peruano no es explorar más proyectos, sino que aquellos que ya están identificados se materialicen. Sobre la pretendida meta del Ministerio de Energía y Minas de superar a Chile en producción cuprífera, un minero que optó por el anonimato puso las cosas en contexto: “La diferencia entre Perú y Chile es que si el Gobierno Chileno anuncia proyectos por US$90.000 millones, se invierten US$90.000 millones”. En el Perú, la cartera oficial asciende a US$57.000 millones, de los cuales José Picasso, presidente de Volcan, solo cree que se ejecutará un tercio. Muchos saben que esto es así, pero prefieren no decirlo para evitar confrontaciones con el gobierno.
¿Cómo puede revertirse entonces esta situación? En el cierre oficial del Encuentro Empresarial, Guillermo Shinno, viceministro de Minas, dio una pista: “Las mesas de desarrollo nos permitirán construir el futuro del país”. A diferencia de las mesas de diálogo, las de desarrollo tienen ambiciones mucho mayores y en ellas el Estado finalmente se hace presente como mediador para generar confianza entre las mineras y las comunidades y respaldar sus acuerdos con hechos concretos.
Los resultados saltan a la vista: Cotabambas, Espinar, Corani, Chumbivilcas, Cañaris, todas están registrando avances significativos, según Shinno. La de Hualgayoc, en particular, será trascendental por su vinculación con Conga.
“Todos debemos estar orgullosos de nuestra minería, está en nuestro escudo nacional”, recordó el viceministro. Es momento de que el Estado sea el primero en demostrarlo.